Un grupo de arqueólogos de la Universitat de les Illes Balears (UIB) confirma que el comercio púnico desarrollado en el Puig de Sa Morisca antes del siglo IV a. C. fue mucho más intenso y complejo de lo que en un principio se creía.

Los restos examinados indican que los púnicos comerciaban básicamente con vino que exportaban de Eivissa y con estaño "que no podía venir de la isla Pitiüsa, porque en Balears no existe este metal".

Calvo añade que la llegada de este elemento químico a la isla fue "muy relevante" para obtener bronce, pues éste se consigue a partir de una aleación de cobre y estaño. "Piensa que los púnicos comerciaban por todo el Mediterráneo y podían traerlo de cualquier parte", matiza. El bronce les permitió a los hombres prehistóricos la fabricación de armas, como espadas y puñales. "Lo que no sabemos es con qué comerciaban los que vivían en Morisca. No sabemos todavía qué productos ofrecían", revela. "Sabemos que en otros lugares los púnicos estaban interesados en la sal, pero los de Santa Ponça no sabemos qué intercambiaban".

El análisis científico de los materiales hallados en campañas anteriores, revela que las intuiciones que ya se tenían sobre las relaciones entre los hombres del Talayótico tardío y los púnicos ibicencos son ciertas. "Conocíamos que el impacto fuerte de esta cultura en el yacimiento de Santa Ponça fue a partir del siglo IV y no antes. Creíamos que las relaciones eran más puntuales y menos asiduas al principio", informa uno de los directores del proyecto del Puig de Sa Morisca, Manuel Calvo.

Los investigadores todavía no han finalizado con el trabajo de laboratorio y tampoco conocen cómo funcionaba exactamente la compraventa. "Lo que está claro es que se trataba de un comercio bien regulado y planificado a lo largo del tiempo. Por algo eligieron este monte, que goza de un óptimo dominio visual tanto del mar como de las tierras que le rodean", informa.

Calvo indicó que en estos momentos se está intentado ofrecer una visión del yacimiento más amplia profundizando en diferentes aspectos. "Estamos estudiando también cómo se organizaba el territorio. Sabemos que existía el poblado central del Puig y hemos ido encontrando pequeños asentamientos satélite con los que establecían contactos". El arqueólogo Jaime García está analizando cómo fabricaban la cerámica. Está situando en el mapa los puntos donde los hombres prehistóricos se abastecían de arcilla para hacer sus enseres. Los afloramientos de estos lugares están apareciendo a menos de un kilómetro de distancia del poblado. Otro de los estudios que están en marcha es el del sistema de construcción de los talayots del yacimiento, un sistema que se está mostrando distinto al más habitual en la isla.