"La falta de libertad de expresión se ha convertido en algo tan opresivo en Zimbabue que el régimen de Robert Mugabe ha conseguido amedrentar no sólo a los periodistas. También los ciudadanos no se atreven a expresar sus ideas ni cuando van en autobús por miedo a la represión", denunció ayer en Palma Rhodah Mashavave.

La joven periodista, de 30 años, perseguida y dos veces encarcelada por el régimen de Mugabe, fue presentada ayer por el Ayuntamiento de Palma y el Pen Català como la primera autora que se acoge al programa de escritores refugiados del municipio, donde permanecerá durante un periodo de dos años impartiendo conferencias en centros educativos, en foros de debate y en la universidad. También continuará sus investigaciones sobre la situación de las mujeres inmigrantes y colaborará desde la distancia con medios de comunicación digitales de su país.

"Todavía no he tenido casi tiempo de conocer la ciudad, pero me parece un lugar muy turístico y me sorprende la presencia de tantos alemanes", señaló.

Pese al trauma que ha vivido en su país, Mashavave no eludió ninguna pregunta sobre la persecución de la que fue objeto. "Tras acabar mis estudios tenía muy claro que quería dedicarme al peridismo, pensaba que era una profesión muy interesante. Pero no fue hasta que empecé a ejercerlo cuando pude calibrar de verdad lo que significaba un medio de expresión como canalizador del relato de los hechos que estaban sucediendo en mi país", relata. Esa ilusión inicial situó a Mashavave en la redacción de medios independientes como The Daily Newspaper, The Daily News y The Financial Gazette. Pero por su apoyo no violento a los movimientos democráticos fue encarcelada por primera vez en 2002.

"Tras ser liberada saqué fuerzas para continuar de mi familia, que paradójicamente siempre me habían advertido de los peligros que conllevaba la práctica del periodismo en mi país, y también de los amigos y de los compañeros". Pero un año después, Mashavave fue recluida de nuevo en prisión por los mismos motivos.

"Me hice refugiada gracias a amigos periodistas que tenían contactos en Alemania y porque se convirtió en la única forma de que mi vida no peligrase", afirma.

Pese a su juventud, la periodista ha sufrido el paulatino recorte de libertades que ha experimentado esa parte de la antigua Rodesia de la que es natural. "Bajo el régimen de Mugabe no hay libertad de expresión ni de asociación. Y la situación de la mujer es especialmente dura, porque no existe la igualdad.", detalló. "Ellas son las que más sufren. Tiene que dar amor y alimento a los niños y hacerlo en una situación de grave escasez de recursos, por eso muchas recurren a la prostitución como último recurso para sobrevivir", denunció. "Además, el abuso sexual a menores es una lacra de uso común. Antes la educación era gratuita, pero ahora ya no. Hay que pagar. Por otra parte –dijo–, la esperanza de vida de los hombres es de 35 años y de la mujer de 42. Y las principales causas de muerte son la desnutrición y el sida".

Rhodah Mashavave describió el férreo control político que el Gobierno de Zimbabue ejerce sobre la población. "El sistema de control y espionaje de la población llega a todos lados. En cualquier lugar, en la situación más insospechada, puede haber un informador del Gobierno", advirtió. "El control lo ejercen la policía, los servicios de inteligencia y también jóvenes sin trabajo que son adiestrados por el Gobierno en la historia oficial y aleccionados para que se conviertan en informantes", subrayó. "Por eso la gente no está tranquila, tiene miedo, se siente continuamente perseguida en las situaciones más normales y nadie se fía de nadie, lo que en muchas ocasiones se suma al problema del racionamiento de los alimentos".

Tras dos años en Alemania y dos en Italia, la periodista llega a Palma para abrir una nueva etapa en su vida. "Es un reto. Para mí no es fácil. Cada país es diferente y también lo es la percepción que se tiene de mí. Echo en falta mi casa, mi cultura y mi lengua. Pero no volveré hasta que no se respeten los derechos humanos", aseguró.