¡Qué voracidad! ¡Qué ansiedad! ¿Tanta hambre de arte hay? ¿O es su escenificación social lo que de verdad atrae? Palma ha destronado el mal fario del número trece, porque donde no pasa nada y si pasa, tanto da, celebrar trece Nits de l´Art es pan comido. Palma también le dio un plante a los pronósticos de alerta naranja echándose a la calle y muy pronto. Dos horas antes de la apertura oficial –alrededor de las siete y media–, el centro neurálgico de la ciudad empezaba a notar el cosquilleo sobre el asfalto. Incluso hubo quien viajó desde Inglaterra. Dos parejas inglesas, coleccionistas habituales de arte se hicieron un Londres-Palma 24 horas para deglutir la Nit de l´Art a toda mecha.

Asombrada Patricia Estrada, de la galería Pelaires, andaba sin aliento. El cebo Natxo Frisuelos con su Eisam tiene mucho poder de convocatoria. Se le añora porque anda en Berlín, la ciudad que ha provocado su obra más "ensimismada". Como se mostraba una espectadora de su fotografía manipulada frente a la oveja encerrada entre alambradas. Alcanzaba la sala, el pintor Rafa Forteza y su primo, el arquitecto Antoni.

Llegaba el primero de Can Marqués, que al margen del circuito se hizo hueco con la instalación de Kira Ball y el vídeo de Yolanda Adrover. Una asombrada Bárbara Juan contemplaba cómo las seiscientas colgantes porcelanas blancas de Limoges de Ball guardaban una acusada semejanza a piezas suyas. ¿El arte como copia? Son XXI siglos de historia, ¡cómo para no acabar repitiendo cualquier madonna! Nieves Barber obsequiaba a sus muchos amigos e invitados con una copa de cava, de cristal, of course, marcando distancia del resto de galeristas que en una noche de marea social, sacan la vajilla de plástico.

Se maravillaba, una vez más, Eugenio López, del "gentío en la calle", que conoce bien porque el escultor es avezado consumidor de otras Nits. Una de sus piezas, punzante y saliente, era un arma letal. Había que acercarse a ella encogiendo abdomen y delantera. Algunas damas se abstuvieron, prudentemente. Pasaba por allí, Biel Amer, ocasión aprovechada por López para recordarle su olvidado proyecto de intervención en la trasera de Sa Nostra. Muy cerquita, los Post Pin Ups de Concha Vidal, a quien se agradece cierto grado de procacidad, un elemento escaso en tiempos de anestesía general.

La calle sonaba a Osni, una artista callejera que brindaba con el tañido de una especie de woks cierta calma. Atrás quedaban algunos del PP, Francesc Fiol, Carme Feliu, Catalina Cirer, Rafel Duran y el nuevo rostro del partido, José Manuel Bauzá. Nadie diría que andan tirándose los trastos. Si es que el arte es experto en disfrazar la verdad. O en pixelarla. O en oxigenarla. O en volcarla.

Del primer género, la intervención de Pedro Servera, ´Neurona´, que se colaba entre Rebecca Horn y Jannis Kounellis a base de matemática proyectada en la pared a través de un ordenador. Mientras, goteaba por la condensación, el pequeño estanque del Centre Pelaires que inauguró este verano la artista alemana junto a su amigo Kounellis, en una de las mejores exposiciones de la temporada.

El trasiego seguía sumando adeptos. Mientras unos contemplaban escaparates de arte, otros se postraban ante los ´alessis´ cercanos al corazón de Sant Nicolau, por donde deambulaba Albert Pinya que prometía, alcanzar al galope, su Laboratorio en Art Report. Su reciente estreno atrajo un sin fin de visitantes. Muchos se oxigenaban con la pintura de Miguel Ángel Campano o se cuestionaban con las esculturas de Juan Muñoz, dos de los grandes artistas de la España de los ochenta.

El vuelco lo ofrecía, lejos del circuito y al margen de publicitarse, Rosa Mascaró en Hipertextes, en la galería Intersecció Art en Santa Clara. "Su vídeo sobre la muerte de la madre es impresionante. Creo que voy a llevar a mis alumnos", señalaba el escultor Alfons Sard.

Si tempranera fue esta Nit de l´Art, también hay que insistir en que al margen del programa oficial, surgen iniciativas que no pueden pasar desapercibidas. No al menos para quien busca algo más. Como la exposición en un espacio de arte, la galería Carcorart, donde inauguró ayer la pintora Cris Pink. Sus cuadros inspirados en El Fayum la revelan pintora hasta la médula. Estaba extasiada Teresa Matas de "la paz que me transmiten estos cuadros". Afuera, otro pintor de veras, Juan Segura se complacía de celebrar la fiesta de la pintura.

Se alcanzaba el Solleric a paso de trotón porque la oferta era amplia y se pagaba a escote, es decir, que la crisis no está para muchas alegrías. El Espai 4 se hizo cava gracias a Esther Ferrer, que quiso mostrar La parte de los ángeles. Por una vez, la Premio Nacional de Artes Plásticas –un lujo contar con ella en Palma, otra vez gracias a Neus Cortés– cedió su lado performer para presentar una instalación que bebe del vino. Resulta, y así lo contaba ella, que en Francia, los vinos tras su largo paso por barricas de roble, se vuelcan en otros toneles más pequeños y abiertos. Para que el caldo respire. Los galos le llaman ´la parte de los ángeles´. Así es que volamos con los vapores etílicos colocados en zuritos, llenos con espirituosos de distinto color y prendidos por hilos blancos, apenas visibles. La comitiva de la cosa pública aspiró: Aina Calvo, Ramon Socias, Nanda Ramon, Miquel Nadal, Joana Lluïsa Mascaró.

Amparo Sard volvía a triunfar con su Impasse, gracias a una enorme pieza agujereada en blanco mirándose a sí misma sobre un lienzo de espejo en el que descansaba. Los del cómic batían palmas con Big John Buscema.

En la carrera loca, de las Noves Presencies en La Misericòrdia a la calle Sant Feliu, el Rodeo Drive de las artes de Palma con parada y fonda en Jule Kewenig para ver los Iconos de Nina Hoffmann, los Paisajes de Stefan Gnad en Joanna Kunstmann y la obra de Victoria Encinas en la Maior. Sin olvidarse de Pep Guerrero, en la Ferran Cano, toda una institución más allá de la Nit de l´Art.

En el ir y venir de consumidores de arte, de paseantes, una pregunta en el aire. ¿Resistirá el nuevo conseller de Cultura, Bartomeu Llinás una más de Nit de l´Art?