El halcón peregrino, la más veloz de las aves rapaces, capaz de volar a trescientos kilómetros por hora cuando se lanza en picado sobre una de sus presas, ha vuelto a nidificar en lo alto de la Catedral y a cazar en los alrededores, casi un siglo después de su desaparición, donde la sola presencia de tres ejemplares, una pareja y un pollo nacido el pasado mes de marzo, ahuyenta a las palomas que tanto daño causan a las fachadas del templo, explica Iván Ramos, técnico del Servicio de Protección de Especies de la conselleria de Medio Ambiente.

Ramos comenta que el proyecto, que se puso en marcha por primera vez hace cuatro años, como se detalla en el boletín electrónico del Servicio de Protección de Especies, ha contado con la estrecha colaboración de los responsables de Patrimonio de la Seu, conscientes de los beneficios que la presencia de halcones tienen para el aspecto exterior del edificio y sobre todo para sus fachadas restauradas en los últimos años después de grandes inversiones.

Durante 2005 y 2006 se realizó en la Catedral un hacking o cría natural de pollos de halcón sacados de nidos. La finalidad era que las aves nidificaran en lo alto del edificio gótico, como sucedió hasta principios de siglo, cuando entre el personal religioso de la Seu era de lo más habitual que existieran expertos halconeros.

"El hacking consiste en coger un pollo de un nido y situarlo en otro nido artificial para que el ave –en el caso del halcón una rapaz territorial– se desarrolle y pueda llegar a emparejarse y criar en una zona distinta", aclara Iván Ramos. "El halcón recibe alimentación que se introduce en el nido de forma artificial, con lo que se evita cualquier contacto con las personas que pueda influir en su desarrollo".

Un año después de aquella primera experiencia se pudo localizar a uno de los machos liberados emparejado con una hembra de origen silvestre. Y en 2008 se supo que la pareja anidó por primera vez en la Seu y tuvo un pollo, experiencia que se ha vuelto a repetir este año con la misma pareja, cuyo pollo nació en lo alto de la fachada marítima de la Seu el pasado mes de marzo y desde entonces se ha ido desarrollando sin problemas salvo por un pequeño contratiempo que pudo solucionarse con prontitud, ya que el pasado 10 de mayo, cuando el joven halcón batía las alas y hacía ejercicios de musculación en la salida del nido, en la azotea más elevada de la fachada marítima, cayó al suelo, aunque no sufrió lesión alguna. Fue recogido, trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre y, a los tres días, devuelto al nido. "Cuando los pollos empiezan con las prácticas de vuelo es habitual que alguna vez aterricen en el suelo con alguna dificultad, pero afortunadamente en esta ocasión no ocurrió nada. El halcón fue recogido sano y salvo. Y las últimas noticias que tenemos de él es que se desarrolla sin problemas, se deja ver con bastante frecuencia y muy pronto abandonará el nido definitivamente", anuncia Ramos.

Aunque en una fase menos avanzada, la experiencia desarrollada en la Seu, también se ha llevado a cabo en el castillo de San Carlos, construcción del siglo XVII que alberga el museo histórico militar. Lo que se ha realizado en el fortín es similar a los primeros pasos dados en la Seu en el año 2005.

Dos pollos de nido de halcón que se retiraron en la Mola de Maó el pasado 22 de abril fueron destinados a un nuevo proyecto de hacking en el castillo de San Carlos tras pedir autorización al consorcio. El proyecto se encomendó al cetrero Toni Morro. Se construyó un nido artificial de madera en la parte más alta de la muralla para poder alimentar a los jóvenes halcones y pronto empezaron con sus primeros vuelos. El pasado 29 de mayo el macho abandonó el nido. Y el 31 lo hizo la hembra. Si no surgen problemas en la fase de emancipación, el proyecto tendrá el éxito esperado si alguno de los dos ejemplares regresa a las murallas del fortín con una pareja para nidificar.