La máxima extensión se alcanzó este año el pasado 12 de septiembre, de acuerdo con los datos recogidos por el satélite Aura de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), y pese a ser la quinta mayor de la historia, el científico de esa agencia Paul Newman apuntó a través de un comunicado que se trata de un tamaño "moderadamente grande".

Newman destacó además que la cantidad de sustancias que destruyen el ozono se ha reducido en un 3,8 por ciento desde sus niveles máximos alcanzados en el año 2000.

El mayor agujero de ozono registrado en la estratosfera que se encuentra sobre la Antártida hasta ahora fue en 2006, cuando alcanzó los 29,5 millones de kilómetros cuadrados, con una pérdida de ozono de unos 40 millones de toneladas.

Generalmente ese "agujero" (merma en la cantidad de ozono en una franja de la atmósfera) se empieza a crear hacia el mes de agosto y suele alcanzar su máximo a finales de septiembre o primeros de octubre, para luego atenuarse de nuevo.

La capa de ozono empezó a destruirse por el uso de productos químicos que emiten gases nocivos a la atmósfera, como los clorofluorocarbonos (CFC), capaces de erosionar esa capa y, por lo tanto, de facilitar la entrada de los rayos ultravioleta responsables del cáncer de piel, entre otros males.