Foto: Xisco Alarido

GRIP FACE: SIN MÁSCARA

Por fin llegó: Black Faces es el primer libro que se presenta en Palma del artista Grip Face (David Oliver, nacido en el Mediterráneo en los años 80). Un completo muestrario del personalísimo lenguaje pictórico e iconográfico de este artista urbano, que recoge su ya notable y reconocida trayectoria, vista en numerosas ciudades de España y Europa, al mismo tiempo que ofrece las claves de su evolución y de lo que está por llegar.

“Lo hemos presentado en Bilbao y Barcelona, y después de Palma iremos a Madrid, Ámsterdam y Viena”. Lo resume como “una recopilación de las intervenciones que he realizado en diferentes ciudades, e incluye dos partes: dichas intervenciones urbanas y por otro lado algo más íntimo, dibujos, piezas, bocetos más algunas obras inéditas”. Todo ello expuesto a través de los ojos y los textos de Jordi Pallarés, investigador y comisario (aunque no de este libro, aclara Oliver) que ha estado presente desde los inicios del artista.

“Las dos partes del libro reflejan mi yo más introspectivo, mis de demonios interesantes, y al mismo tiempo mis intereses sociales, mi visión de la farsa que me parece Europa”. Sobre el título del libro, “caras negras”, refiere en primer lugar a la viva paleta de colores que le ha caracterizado hasta ahora, gama cromática que afirma estar revisando. “Pero también a las máscaras de la gente, como en esta Europa en la que vivimos y a la que están volviendo el racismo y lo excluyente. Lo que utilizo pueden parecer pasamontañas, pero no lo son. A veces se ve solo la boca o parte del pelo. Elimino partes pero estoy atento a que la expresión sea siempre reconocible”. A pesar de las cargas de profundidad buscadas, no quiere posicionarse como un artista político: “Simplemente hay cosas que me cabrean. Cuando has estado en el sur de Europa, como Nápoles, y también en el norte ves cosas, diferencias que te abren los ojos”.

Le interesaba mucho dejar plasmado su proceso evolutivo: “Que se vea el cambio. Que se puedan comparar las piezas iniciales con las posteriores, donde he eliminado mucho. Se ve en el vídeo que grabamos en Bilbao, que es lo último que he hecho”. Sobre su lenguaje, tan reconocible a primer golpe de vista, señala: “Lo consigues pero no lo piensas. Y el libro creo que también ejemplifica cómo he ido perdiendo miedos y prejuicios. A día de hoy quiero tocarlo todo. Hasta diría que mis piezas de hace dos años me aburren”. No reniega en absoluto de su trabajo anterior, pero parece fascinado, sorprendido y muy satisfecho con sus actuales maniobras y progresos: “Me sigue interesando la figuración y las formas, pero también las soluciones cada vez más oscuras, casi abstractas, que obtengo hoy día”.

Sobre el reconocimiento del arte urbano, gusta de mojarse: “Existe en el público, pero también hay un moda absurda. El arte urbano existe desde hace muchos años, pero es ahora que parece existir un ansia por ir corriendo a hacer la foto. A nivel de instituciones es diferente, sobre todo aquí: suceden cosas que no se ven en Europa. Es un quiero y no puedo: no creo que tengan que ser las instituciones quienes deban llevar el peso en este campo”. El mismo Oliver “sufrió” esta contradicción. Una de sus obras fue retirada de la calle cuando el edificio en el que estaba comenzó una reforma integral para convertirse en hotel. El dueño de éste manifestó su admiración por la obra y afirmó que su intención era conservarla y colgarla en el recibidor del establecimiento. “Pero no acabo de estar de acuerdo. Una obra pensada para verse en la calle no debe acabar en un interior. Otra cosa es que yo la hubiera creado para un interior”.

Durante mucho tiempo, cuando Grip Face estaba presente en sus presentaciones acudía siempre con una máscara mexicana. Sobre su propia “cara negra” afirma: “Aquello era otra época. Tenía pensada una performance que consistía en quemar la máscara delante del ayuntamiento, a pesar de que le tengo mucho cariño. Es la máscara de un luchador mexicano muy famoso que me trajo mi tío”. No duda en reconocer que “tenía una lucha interna al ver mi cara reflejada, pero ahora ya no me importa. La máscara tan solo me recuerda que de pequeño dibujaba muchos luchadores mexicanos. Y a Musculman”.

Presentación del libro Black Faces

Para seguir su trabajo: gripface.com