David Peñarrubia (Palma, 1982) es la cara más visible del Sabotage. Y éste, uno de los faros más visibles y relumbrantes de la noche palmesana. El Sabo siempre está a reventar. Junto con sus socios Agustín (su hermano) y Nacho Mut, dirigen con perspicacia un local prácticamente recién llegado (tiene apenas diez meses de vida) heredero de los casi dos años que duró el antiguo Sabotage situado en Marquès de la Sènia. Si el menú musical del primero se distinguió por su ortodoxia de guitarras pesadas, en su nueva etapa disfruta del éxito del populismo bien entendido y la dosis justa de accesibilidad indie. David, es un figura.

“SOMOS UNA FAMILIA DESESTRUCTURADA MUY DIVERTIDA”

–¿Tienes el bar de moda?

–Tengo un bar.

–Un término para definir la transición del antiguo Sabotage al actual.

–De crisálida a mariposa.

–Un término para definir a tu público.

–Divertido, gente que sabe pasárselo bien.

–Se afirma que has conseguido un imposible en los locales nocturnos: la gente viene por lo que suena. Por la mezcla de populismo y música moderna.

–Pues buscábamos lo contrario, que la gente viniese sin importarle quién fuera el DJ. Queríamos distinguirnos por lo que no ponemos. Hay DJs que me encantan pero no han conseguido conectar con el público.

–¿Cuán de supeditada está la música a la caja en un bar que siempre está lleno?

–Está supeditada a la pista. Primero, en que guste la música. Segundo, en que se cansen de bailar y beban o quieran emborrachar a alguien. De todas formas, la caja es una media de la temporada. Sino fuera así, pondríamos entrada.

–¿La mejor definición de tu negocio es la que me diste una vez: “Vendo cerveza. No tengo una galería de arte”?

–Así es.

–Sois tres personas al frente del bar. ¿Trabajáis al 33%?

–Sí. Cada uno tiene un área en la que es mejor que el otro. Especializarse te da tiempo libre para otras cosas fuera del bar.

–Programáis bandas locales: ¿negocio o romanticismo?

–Obra social. Pero teníamos claro hacerlo desde el minuto uno. Llevo doce años organizando conciertos, y sé que no da dinero. Es mi manera de estar en la escena. Sin conciertos no tendría un bar.

–Acabáis de abrir una terraza (Sabotage en la Luna, en la terraza exterior del complejo Luna). ¿Las terrazas están demonizadas en Palma?

–Tal vez, pero lo que no entiendo en que una ciudad como Palma cierre las terrazas a las 12. Aunque a veces parece que no todo el mundo tiene las mismas normas.

–¿Palma está viva o muerta?

–Viva. Vivísima.

–Tú y yo no somos veinteañeros. ¿Cuál es la mejor edad para dejar de salir?

–Yo estoy dejando de salir ahora. Llevo ya tres sábados seguidos, tres domingos que me levanto consciente y sabiendo quién está a mi lado.

–Solo hay dos tipos de bares de noche: aquellos a los que van hombres porque van mujeres, y aquellos a los que van mujeres porque van hombres. ¿De qué tipo es el vuestro?

–También están aquellos a los que van hombres porque van hombres... Al Sabotage se viene porque hay gente, vengas a ligar, a mirar, a lo que sea, porque sabes que siempre vas a encontrar a alguien. Somos una familia desestructurada muy divertida. Y también, a menudo, porque cuando vas al Sabo suele haber algo pendiente de la semana anterior.

–Solo hay dos tipos de bares de noche: aquellos a los que se va a mirar y aquellos a los que se va a interactuar. ¿De qué tipo es el vuestro?

–Cuando abrimos el eslogan era “No Tillate” [portal dedicado a colgar amplios álbumes de fotografías de locales nocturnos, fiestas, etc.]. No por ellos, sino por el concepto: no vengas a buscar la foto. Déjate llevar y no importa si no llevas la camiseta de moda. Salir de fiesta y pasarlo bien no puede ser solo una moda ni un sitio donde hacerse una foto con un DJ o alguien de fondo.

–Lo que siempre pregunto a los que llevan bares: ¿tu remedio casero para la resaca?

–No salir y no tener cerveza en casa.