Lori Meyers, con Antonio López 'Noni' al frente (a la derecha en la imagen), actúan este sábado en la segunda jornada del Mallorca Live Festival, el evento pop-rock más importante del año.

Cuando pones música en un local y te piden a un mismo grupo cuatro, cinco, seis veces es que está sucediendo algo. Es la conexión, la empatía, el gancho y la electricidad de la música. Es que una banda ha conseguido el ideal: hacerse imprescindible para el goce lúdico. Da lo mismo si Lori Meyers hacen indie, mainstream, indiemainstream o sardinas en adobo. Han escrito tantos temazos disfrutables, además de incuestionable calidad, que ya tardaban en entregar nuevo material.

Han tardado cuatro años desde Impronta, pero En la espiral ya está aquí. Este sábado lo presentan en la segunda jornada del Mallorca Live Festival (23:10 h.), la cita que a todas luces se distingue como la más importante de todo el año en el calendario de eventos pop-rock de la isla. Antonio López ‘Noni’ (Loja, Granada, 1981), vocalista del grupo, responde a este cuestionario.

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“CUANDO ESTÁS EN MÚSICA NO ENTIENDES DE MAINSTREAM, SOLO DE CATARSIS MAYORES O MENORES”

-Veinte años de carrera y seis discos. ¿Estáis donde queríais estar?

-Seguramente no. Éramos cuatro amigos de un pueblo que empezamos a tocar por afición y porque allí no había otra cosa que hacer. Por casualidad le dimos una maqueta a alguien y éste quiso editarnos un disco, lo cual nos sorprendió mucho. Ahí empezó todo. Después llegaron los problemas y las oportunidades, y entre unos y otros aún tenemos trabajo de esto, que esperemos que dure un tiempo.

-Tras una vida dedicada a la música a veces uno se sorprende de lo que le inspiraba canciones al principio y lo que lo hace ahora.

-Cierto. Aunque siempre hay que tener una idea y una manera de pensar que te genere cosas, canciones en este caso. Como dijo Picasso: que la inspiración te pille trabajando. Y tengo claro que esa melodía perfecta que llevo tantos años buscando no va a llegar nunca. Pero al menos, que dure ese run-rún que genera cosas. Como se acabe, mal vamos.

-¿En qué espiral os sentís metidos?

-En la de Lori Meyers que te agobia en el buen sentido. Hacer un disco cada vez nos cuesta más porque siempre queremos hacer algo mejor que lo anterior. Estamos en esa dinámica de disco-gira-segunda gira mejor si es en el extranjero, etc. Es la espiral perfecta.

-En los grupos de larga carrera hay que buscar constantes. En Lori Meyers siempre he creído ver una que curiosamente no veo mencionada a menudo cuando se habla de vosotros: melancolía.

-Ahí está. Nos gusta esa referencia en la música. Por ejemplo, en Hostal Pimodán estaba muy presente Baudelaire y los poetas franceses. Somos artistas bucólicos y melancólicos. En lo musical eso viene de los años 60 y 70. Si eres melancólico es más fácil hacer canciones.

-El disco se abre con Vértigo I y se cierra con Vértigo IVértigo II

-Son canciones con los mismos acordes y arreglos, aunque I es más tensa y II más relajada. Pero siempre hemos intentado hacer algo así, ya desde Hostal Pimodán I y II. También están Intromisión I y II. Nos gusta la dinámica prólogo-epílogo, muy literaria. Diría que en ese sentido los discos son formato libro.

-Después de tantos años os habéis grabado el disco vosotros mismos. ¿Hasta ahora Lori Meyers no tenía el control total sobre Lori Meyers?

-Sí lo teníamos, pero guardábamos nuestra maquetas, y aunque conocíamos las herramientas, los software, manejar un cuatro pistas, etc., siempre nos hemos dejado aconsejar. Ha funcionado muy bien, pero dejar la producción a otro tal vez genera demasiada uniformidad en el sonido. Ahora hemos cogido la nave: mezclar, estar más presente aún en el proceso de creación del disco… Está coproducido por Ricky Falkner y mezclado por Phil Vinall, pero la verdad es que ya no queda nadie para echarle la culpa [ríe], porque además ellos te escuchan y te entienden. Cuando llegamos al material final entre todos ya hemos hecho un trabajo de acuerdo mutuo.

-Reeditáis vuestros discos en vinilo. Dijo Tom Waits que la diferencia entre el sonido del vinilo y el del CD es que en el primero da la sensación de que hay alguien dentro pidiendo ayuda y que dan ganas de asomarse. ¿Es por eso que editáis en vinilo?

-[ríe] Es una definición perfecta. El CD parece muy frío pero creo en la evolución y no en la guerra de formatos. El CD trajo cosas importantes en su momento, aunque para algunos puretas tiene demasiados ceros y unos. A nosotros nos gusta más lo clásico, como grabar la batería en cinta. El vinilo es una manera más difícil de escuchar música: tienes que poner el disco, ajustar el plato, buscar las canciones, casi te obliga a escuchar el disco entero… Luego está la influencia de los padres, que lógicamente te ponían la música en vinilo y no en CD.

-¿Existe el indie mainstream o solo la música buena y la mala?

-[ríe] Existe todo. Tiene que existir todo y en armonía. Cuando estás en música no entiendes de mainstream, solo de catarsis mayores o menores. Death Cab for Cutie llenan estadios en EE UU y nadie se queja. Debe existir la libertad de oído y muchas ramificaciones para poder elegir.

-Intuyo una satisfacción a medias que las entradas de vuestros conciertos vayan a bajar del 21 al 10% de IVA pero no así el de vuestros discos.

-Hay muchos problemas que mejorar, pero tal vez sea una lástima que los músicos no seamos toreros. Aunque parece que la presión social funciona en cierta medida. Lo malo de reivindicar es que parece que la cultura siempre está al final y en la última página. Políticamente es un momento difícil, después de una crisis, y tal vez la gente no está pendiente de la cultura. Pero me parece un error, porque la cultura siempre hace falta: llena vacíos que no alcanza nadie más, tanto en los momentos buenos como en los malos.