Veinte años en los que la locomotora no se ha detenido. Veinte años de fusión, mestizaje y falta absoluta de prejuicios musicales que ha generado un corpus heterodoxo, potente, diverso y siempre creativo. Los granadinos Eskorzo son una de las bazas más potentes del Mallorca Live Festival (actúan en la jornada del sábado a las 22 h.), la banda que probablemente dará el guantazo sonoro, el gancho al mentón de rock, ska, reggae, cumbia, punk, rocksteady, balcánico, latino y unos cuantos géneros más que dejará exhausto a quien no quiera dejar de bailar. El cantante Toni Moreno responde a este cuestionario.

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“TOCAR DIFERENTES PALOS NO ES UN INVENTO NUESTRO”

-Dicen que hemos dejado atrás la crisis. En un grupo de constante pie y medio en la actualidad como Eskorzo, ¿se reflejará eso en el nuevo material [previsto para ser editado en octubre de este año]?

-Eso dicen, pero creo que es una manera de convencernos para después apretarnos más. El hombre se acostumbra siempre demasiado rápido tanto a lo bueno como a lo malo. No tengo tan claro que esa crisis, que fue económica y también social, haya acabado, así que nuestro discurso no va a cambiar.

-Con esa una voluntad de conectar no solo con los pies de la gente, sino también con su mente, os supongo totalmente convencidos y volcados en las posibilidades de la tecnología y las redes sociales, que lo ponen más fácil que nunca.

-La verdad es que no somos muy de redes sociales. Somos viejos carcamales más que usuarios habituales. Consumimos otro tipo de medios, y preferimos las conversaciones en vivo con cañas por medio. Pero por supuesto que vemos que existen una serie de herramientas nuevas muy efectivas.

-Se suele pensar que la multiculturalidad y la falta de prejuicios es habitual en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona), pero no sabría si afirmar que una banda tan estilosamente heterodoxa como Eskorzo solo podría surgir de un coladero de culturas y civilizaciones como Granada.

-Exacto. Granada es una ciudad muy antigua y de siempre cosmopolita, desde hace mil años. Es una ciudad que invita a tener un punto de vista muy poético y bucólico de la vida. O tal vez sea el agua del río Darro. Aquí hay una pequeña-gran comunidad de músicos, poetas, pintores, fotógrafos, gente de lo audiovisual, etc., en la que nos conocemos todos y, lo más importante, nos apoyamos mucho mutuamente.

-Dice Noni [cantante de Lori Meyers que ha colaborado con Eskorzo] que lo mejor que le puede pasar a un músico es nacer en un pueblo pequeño, porque no hay otra cosa que hacer más que música.

-Es verdad. Él vive aquí, aunque pasa mucho tiempo apartado en el campo. Porque hay que decir que aunque nos apoyemos mucho los unos a los otros, lo underground siempre ha costado mucho.

-Siempre se señala y valora vuestra fusión y mestizaje, vuestra absoluta falta de prejuicios musicales. Pero tiene que haber algo que nunca habrá en una canción de Eskorzo.

-Pues no se me ocurre nada… Pero tampoco hemos inventado nada nuevo. Tocar diferentes palos no es un invento nuestro. Por ejemplo Radio Futura en La Movida o Smash en Andalucía. Me hace pensar en un dicho de por aquí: “Si quieres sabiduría, cómprate un viejo”.

-Igual me equivoco, pero me da la impresión de que hubo un boom muy creativo de fusión y mestizaje en los años noventa, al que sucedieron unos años de imprecisión y que a día de hoy todo aquello ha vuelto con más fuerza y más recorrido, a partir de géneros como la cumbia y el afrobeat.

-Lo que es indudable es que ahora hay más medios, y eso genera más resultados. Nosotros lo vemos en primera línea con Planta Baja [mítica sala de conciertos de Granada que la banda gestiona desde hace doce años]. Todo es cíclico, sobre todo si hay buena raíz. Nosotros investigamos mucho la música de raíz porque tiene una pureza que es la que luego influencia. También hay modas, como la cumbia o el reguetón, que hace años que existen, sobre todo la primera. ¡Ahora hay mil grupos de cumbia y electrocumbia!

-¿Os interesa la electrónica?

-A mí sí, mucho, que no la apliquemos mucho en Eskorzo. La banda es más de guitarra de palo. Yo disfruto mucho de la electrónica, tal vez más antes, que no tenía una familia y una niña pequeña. La electrónica es otro género que hace muchísimos años que existe, y por eso también me interesa tanto.

-Vuestro directo es una locomotora. ¿Recetas para seguir con ganas de comerse el escenario tras más de veinte años de carrera?

-Sobre todo disfrutar. Si no sucede, algo pasa. Sentirte orgulloso de lo que pasa en el escenario. Y la respuesta del público: si la hay, es algo único que solo pasa con la música en directo, porque crea un vínculo que solo pasa ahí. Es la adrenalina. A mí me ha curado: he subido a tocar con fiebre y el directo me ha quitado la malura.

-¿Por qué hay tan pocos artistas en España claramente combativos? ¿Se penaliza la posición ideológica?

-Sí, y parece que cada vez más. Se han creado leyes cuyo único objetivo es acojonar. Se pensaba que la censura se había ido, pero no es así. Ha vuelto y diría que peor: antes no podías decir algo y ya está, pero ahora es que te meten en la cárcel, hasta por algo tan ridículo como hacer un chiste. Incluso sorprende que no haya más gente a quien le haya pasado como a César Strawberry [el cantante de Def Con Dos fue condenado a principios de 2017 a un año de cárcel por enaltecimiento del terrorismo en su grado de humillación de la víctimas, además de a seis años y seis meses de inhabilitación absoluta, en una sentencia del Tribunal Supremo que revocaba la absolución inicial de la Audiencia Nacional]. Además, veo una doble vara de medir: parece que unos pueden hablar y otros no. No puedes decir nada porque todo es apología de algo.