Foto: Adrià Cañameras. Sudadera: Wellness

Vaya órdago ha lanzado El Guincho (Pablo Díaz-Reixa Díaz, Las Palmas 1983). Tras un prometedor estreno autoeditado (Folías, 2006) y dos discazos de pop pegajoso, tropicalismo contemporaneizado y electrónica en justa medida como fueron Alegranza (2007) y Pop negro (2010), ha vuelto con Hiperasia reventando cabezas.

Aunque realmente lo que ha buscado y conseguido hacer explotar son, uno, las ideas preconcebidas sobre lo que cabía esperar de él tras seis años sin editar material propio y dos, la cortedad de miras habitual en el oyente medio. Porque El Guincho sigue estando ahí, solo que hiperdeconstruido y juguetón como nunca. Ha editado su disco más largo hasta la fecha y ha ampliado su recetario de recursos y propuestas artísticas hasta un nivel inédito hasta ahora en su carrera.

Además, Díaz-Reixa no considera Hiperasia solo un álbum, sino un proyecto: el disco se lanzó en ¡una pulsera!, y el sucesivo material vinculado que irá editándose solo se podrá escuchar previa compra de dicha pulsera o alguna de las sudaderas de una colección desarrollada para el proyecto por Wellness.

Maraca Fest Noche de reyes: El Guincho + Satellites + GoManGo + The Southnormales + RTO. Gran Maraca Club (Sala Luna, Plaça del vapor s/n, Santa Catalina), de 23 a 6 h., 18 €.

*Sopas mallorquinas sortea 5 entras individuales que ganarán las 5 primeras personas que envíen un mail a sopasmallorquinas@gmail.com con el asunto “El Guincho otro conciertazo de Gran Maraca”

“NO SOY TAN RADICAL COMO ME GUSTARÍA SER”

-Te supongo nada de acuerdo con Caetano Veloso, quien dijo que lo que no se puede interpretar únicamente con voz y guitarra no es una canción.

-Cien por cien de acuerdo. Una canción tiene que funcionar incluso a capella. La producción es solo la puesta en escena.

-Más citas. Fernando Alfaro, Chucho, citando al escritor Jean Genet: “La dificultad es la cortesía del autor con sus seguidores”

-No quería hacer un disco difícil. Es una premisa malísima. Sí quería abrir nuevos caminos a mis seguidores. Al principio sí que veía el disco más disruptivo, pero ahora veo en él cosas que estaban ahí siempre, desde mis inicios.

-Un artista que crea de manera radicalmente individualista, sin atenerse a lo que esperan de él, solo atento a su propia ambición y convicciones. Un artista idealista. Muchos, tal vez la mayoría, se han quedado en el camino.

-Individualista sí, y en muchos campos aparte de la música. Pero me lo he montado para decir las cosas a mi manera y vivir de ello, por lo que no debo ser tan idealista.

-¿Tu grado de satisfacción a día de hoy con tu órdago?

-Pleno con todo lo que proyectamos. A principio de año sale otra mixtape [la primera fue Michael Dior, lanzada en marzo del año pasado, apenas un mes después del álbum].

-¿Intuyes que en algún momento volverán las ganas de fabricar temazos inmediatos?

-No lo sé, aunque cuando hacía ese tipo de canciones siempre pensaba que era lo más raro que había escrito hasta ese momento, y lo sigo pensando con cada material que edito, sean temas de tres minutos con estribillo o de ocho y deconstruidos. No soy tan radical como me gustaría ser. Mi esencia es la de siempre.

-Algo que resulta muy heterodoxo, realmente rompedor: crear de manera tan en primera persona y luego utilizar canales masivos de mercadotecnia para venderlo (la pulsera, la línea de ropa).

-HiperAsia es un proyecto, no solo un disco, pero tampoco es una excusa para vender miles de pulseras y sudaderas. En los textos están las claves para entender el chiste que en el fondo supone todo esto.

-¿Has encontrado una manera satisfactoria para conjugar en directo todo el material hasta Pop negro con Pop negroHiperasia

-No. Llevo un año buscando. Es difícil conjugar el material antiguo con los momentos anticlímax que pueden generar los ritmos de las nuevas canciones. El público es el que decide. El del Sónar recibió muy bien el material de HiperAsia, mientras que en Sudamérica suelen funcionar mejor las canciones de Alegranza o Pop negro. El público que paga suele venir con ganas de escuchar un repertorio muy concreto. Hay canciones que tocarlas se convierte en una cárcel.

-Hay más eslóganes potentes y directos que nunca en las letras. ¿Ganas de arengar al público?

-No son arengas sino un truco de producción. Al pervertir tanto las estructuras de las canciones y jugar con la producción necesitaba, como contraposición, apoyar todo eso en textos más concretos, al estilo de los eslóganes.

-Diría que a la gente “normal” le cuesta entender que los que hemos nacido y crecido en una isla vemos las cosas de manera muy diferente.

-Es verdad que los isleños tenemos un código, y nosotros los canarios, más. Lo he hablado con Pau [Riutort, mallorquín, integrante de Beach Beach y ahora en la banda de directo de El Guincho]. Los mallorquines estáis a media hora de Barcelona o Valencia. Sois plenamente europeos. Yo me veo más conectado a un dominicano o un boricua. La nuestra es una identidad frágil, cuesta encontrar puntos de conexión. Aunque cuando eres chico lo ves como un hándicap y al hacerte mayor lo empiezas a valorar como una virtud.