Carlos Elías Soriano (Barcelona, 1989) se hace llamar Dante Alarido cuando se decide a ganar combates de poesía, como el reciente III Slam Nacional de Poesía de España. Estos consisten en deslumbrar al público mediante intervenciones de tres minutos, en unos concursos, los poetry slam o slams de poesía, que han ganado por toda la península un público fiel, deslumbrado por la pirotecnia verbal de los participantes. La consolidada edición mallorquina celebra una de sus fases finales este sábado con el catalán como invitado.
Poetry slam Mallorca: invitado especial Dante Alarido. Hoy sábado, Ses Voltes, 21 h.
“AÚN NO HE CONSEGUIDO QUE LO QUE ESCRIBO TENGA LA FUERZA QUE QUIERO”
–“Campeón de España de poesía”. Como mínimo, suena grandilocuente.
–Cierto, pero es algo muy difuso. Viene sólo por ganar la última edición del slam, pero no es vinculante con ser el campeón de España de poesía.
–¿Tres minutos son breves o eternos?
–Muy poco. El tiempo vuela ahí arriba. La ventaja es para el público, pues la cosa no se eterniza.
–Recitando eres muy vehemente y convincente. ¿Qué pasaría con tus textos si los recitase otro?
–Seguramente se haría daño. Y creo que los textos perderían. Esa fuerza es parte de su potencia, aunque espero que esa vehemencia trascienda a lo que he escrito, porque aún no he conseguido que lo que escribo tenga la fuerza que quiero.
–¿Cómo recita Carlos Elías?
–Carlos no recita. El alter ego es una redención personal.
–Eterna cuestión: ¿la poesía debe surgir de la biografía?
–Sí, debe. O no, pues no me concierne porque lo que intento escribir sale así porque no sé hacer otra cosa, y sólo escribo sobre lo que conozco.
–Uno de los grandes temas de la poesía es el amor. En tu caso, parece que sólo hay heridas.
–Todo son heridas. Siempre me hace pensar en que mi abuela era diabética y en mi familia acabamos por eliminar el azúcar de nuestra dieta. Estamos muy edulcorados. El amor no es rosa. Es más negro o incandescente que dulzón o agradable.
–Ganaste hablando de reformas educativas, imputados, anticonstitucionalidad o España. ¿Cuán sociales quieres que sean tus textos?
–Tanto como social devenga mi vida. El arte debe tener una función, y la poesía debe ser una herramienta de agitación. Si puedo prender una cerilla para incitar al espectador a desarrollar su pensamiento crítico, mejor.
–Me gusta preguntarle a los poetas jóvenes si se ven escribiendo versos con 70 años.
–Por supuesto. Aunque no me veo con 70 años, sí me veo escribiendo siempre.
–¿Existe el diseño poético [Elías es también artista gráfico]?
–Siempre existe intencionalidad cuando elijes unas herramientas.
–Eres bioquímico de formación. El mejor periodista de Balears es químico. ¿Por qué los de ciencias siempre sois más creativos que los de letras?
–Pensaba que sería científico. Lo veía en películas y me veía en ello. Luego lo probé: estuve un año y medio en un laboratorio, pero comprobé que era algo muy esclavo. Debe ser el eje de tu vida o serás mediocre. Puede que seamos más analíticos, pero no tiene por qué.
–Participas en el espectáculo Prostíbulo poético
–Sí. Es una necesidad que nace de la noción peñazo de poesía de unos carcamales de mente angosta que disfrutan recitándose unos a otros. Ya basta. No hay que censurar aquel método que sirva para ampliar el alcance de la poesía.
–El músico y poeta Javier Krahe dijo que sólo hay una profesión más absurda que la de poeta, y es la de ministro. ¿Te gustaría ser ministro?
–Por supuesto.
–¿De qué ministerio?
–De la destrucción. Me he declarado bolchevique de vocación porque no tiene sentido ser incendiario en el escenario para luego ser pacífico al bajarme.
–Auden: “La poesía no hace ocurrir nada”.
–(largo silencio) Allá él.
–¿Un gran poeta al que nadie esté leyendo hoy?
–Mi padre, Carlos Elías Mestres.
–Cuando entrevisto a escritores, periodistas, pensadores consagrados -y de cierta edad- siempre les pregunto si, dado el contexto político y socioeconómico en el que vivimos, las más jóvenes van a ser generaciones de perdedores.
–Llevo unos años pensándolo, y veo un tema subyacente a ello: no existe esa generación. Yo no la veo. Es muy fragmentaria y no existe la idea de colectivo a ningún nivel.
–¿Tus musas están en el paro?
–¡No!
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