Según los últimos estudios podríamos aumentar las probabilidades de éxito en la vida de nuestros hijos, simplemente haciendo un pequeño cambio en cómo los elogiamos y hablamos de sus logros.

Este cambio se contradice en algunos aspectos con lo que nos han dicho sobre la educación de niños - al menos durante los últimos 15 años o más-.

Se trata de cómo alabamos a nuestros hijos por sus logros. Un cuerpo de investigación emergente sobre el tema sugiere varias cosas clave:

Elogiar a los niños meramente por sus habilidades innatas, tales como su inteligencia, en realidad hace que sea menos probable que se desarrollen para disfrutar del aprendizaje y para sobresalir.

¿Cómo funciona todo esto? Hablaremos a continuación sobre dos estudios que involucran a niños en edad escolar, ambos dirigidos por Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford. En primer lugar, vamos a examinar la diferencia entre una mentalidad de crecimiento y una mentalidad fija, que subyace a todo el asunto.

Mentalidad Fija contra la mentalidad del crecimiento

Este es realmente el objetivo de esta investigación- enseñar a los niños a desarrollar mentalidades de crecimiento en lugar de mentalidades fijas.

Cuando se trata de creencias acerca del logro humano, una mentalidad fija es la creencia de que la inteligencia, por ejemplo, es casi enteramente innata. O naces con gran inteligencia y capacidad de logro, o no eres inteligente.

Una mentalidad de crecimiento, por otra parte, es la creencia de que el logro (para nuestros propósitos en el ámbito intelectual) es mucho más variable, y que la inteligencia y las habilidades de resolución de problemas pueden desarrollarse con el tiempo.

Como sugiere Dweck, se puede ejemplificar pensando en Albert Einstein, una persona con una mentalidad fija podría decir: "Einstein fue brillante". Una persona con una mentalidad de crecimiento podría observar que Einstein resolvió algunos problemas increíblemente difíciles.

En cuanto a la enseñanza de mentalidades de crecimiento, la escritora Angie Aker resumió el trabajo de Dweck y lo puso así en Upworthy: "Elogie a su hijo explícitamente por lo capaces que son de aprender en lugar de decirles lo inteligentes que son".

Los alumnos de séptimo grado

Volviendo a la investigación de Dweck. Hace unos años, ella y su equipo evaluaron a 373 estudiantes de escuela intermedia, e identificaron a aquellos que exhibían mentalidades fijas y a aquellos que exhibían mentalidades de crecimiento.

Los siguieron durante dos años - desde el comienzo del séptimo grado hasta el final del octavo grado. La dicotomía era rígida.

Como era de esperar, los que exhibieron mentalidades de crecimiento lograron mejores calificaciones que sus compañeros de clase que tenían mentalidades fijas.

Dweck ha identificado varias diferencias clave entre los dos tipos de estudiantes.

  • Objetivos

Los estudiantes con una mentalidad fija tenían un objetivo en mente: "Mostrarse inteligentes en todo momento y a toda costa". Eso significaba que trabajaban para evitar cualquier tarea que pudiera mostrar que no eran tan inteligentes como pensaban que eran.

Los estudiantes con una mentalidad de crecimiento, por otro lado, no les importaba si sus errores eran revelados a sus compañeros; Veían esto como inevitable y nada de lo que avergonzarse, porque su objetivo era "aprender en todo momento y a toda costa".

  • Actitudes hacia el esfuerzo y el fracaso

Los estudiantes con una mentalidad fija veían el esfuerzo y el fracaso como cosas malas, porque el mero hecho de que alguien trabajara duro o se acercara a ello demostraba que la persona no tenía habilidad innata. Los estudiantes con mentalidad de crecimiento, por otro lado, creían que el esfuerzo era lo que se requería para desbloquear la habilidad.

Dweck dice que la idea de que el esfuerzo es una mala cosa "es una de las peores creencias que cualquiera puede tener".

  • Aburrimiento y dificultad

Los estudiantes que demostraron una mentalidad fija eran mucho más propensos a quejarse de estar aburridos en la escuela, encontró Dweck. Parecían entrar en un ciclo en el que usaban el aburrimiento como una tapadera para sugerir por qué no probarían cosas que les resultaban difíciles; En el proceso se aburrieron.

Los estudiantes con mentalidad de crecimiento, por otro lado, consideraban el trabajo escolar como una serie de desafíos y rompecabezas por descubrir. También eran menos propensos a quejarse de que un profesor, o un curso, u otro factor externo, era responsable si tenían dificultades.

Los bebés y algunos ejemplos

Entonces, ¿qué momento es adecuado para empezar a elogiar las estrategias y los procesos en lugar de la capacidad innata? Muy temprano, según Dweck. De hecho, su investigación muestra que la forma en que las madres elogian a los bebés de tan sólo 1 a 3 años de edad pueden predecir la "mentalidad y el deseo de desafío del niño cinco años después".

(Dweck dice que después de llevar a cabo su investigación, interrumpe a las mamás que ha visto en los aeropuertos diciendo a sus bebés que son genios).

Entonces, ¿qué debemos hacer en su lugar? Aquí hay un par de ideas. En lugar de elogiar a un niño por resolver un rompecabezas o lograr un objetivo fácil, Dweck sugiere decir algo así como: "hagamos algo difícil, algo de lo que pueda aprender".

O, en lugar de preguntar a sus hijos en la cena cómo ha ido la escuela hoy, pasar alrededor de la mesa y pedir a todos que compartan una historia de cómo lucharon y se esforzaron por algo.

Por consiguiente, el Dr. Carbonell opina que es muy importante valorar y ejercitar la capacidad de sacrificio y esfuerzo en vez de elogiar las habilidades sin esfuerzo. De esta manera, según los estudios, se prepara mejor a los niños ante los desafíos, potenciando su capacidad de superación.

Para más información www.psiquiatrapalma.com