Si Internet carga las armas, el diablo las dispara en televisión. De pronto, uno está hastiado en casa viendo los telediarios y, entre matanza y matanza en Siria, aparece una lozana señora en ropa interior. Lo de menos es quién es esa doncella (la viceministra de Juventud de Costa Rica desde 2006), lo importante es que aparece en ropa interior, piensan los productores televisivos.
La viceministra se nos cuela en nuestro cuarto de estar, como si comiera, o, mejor dicho, desayunara, allÃ, y en camisón, todos los dÃas.
¿Cuál es su pecado o su mérito? Al parecer, su irrupción se debe a un resbalón con la web cam. Un dÃa Karina Bolaños, que asà se llama muestra protagonista, quiso ponerse seductora, papel, que visto lo visto, no le fue bien, ni entonces, ni años después.
Bolaños aparece aburrida -como nosotros- en una supuesta habitación de hotel. Se supone que ha pasado, o no, una dura jornada de trabajo en el ministerio o en algún viaje oficial. No le preocupan ni los altos Ãndices de desempleo o incultura en la juventud costarricense; tampoco le quitan el sueño los recortes por la crisis. Se acuerda de su amante o de su marido, algo que no queda claro. Quiere mandarle un regalo de los de hoy.
Antes uno enviaba flores, bombones, cartas perfumadas o hasta un telegrama, si se ponÃa romántico. Ahora se tira de tecnologÃa y pasa lo que pasa.
Bolaños, empero, no aparece muy entusiasmada con la grabación y cumple al mÃnimo su papel de mujer fatal.
Hasta ahà todo normal. Lo anormal es que todos podamos ver la peliculita por televisión, que ella sea destituida (con lo que tendrá más tiempo para quejarse y aburrirse) y que el violador de la intimidad de la exviceministra Bolaños siga tan pancho y, por lo visto, con unos billetes más en su cartera.