Ya sé que hay nuevos espacios que van a crear tradición en la mente de los que ahora son jóvenes. Ya lo sé. Pero en Ciutat el paso del tiempo expulsa de la mirada determinados sitios que recordamos de otra forma y que se han convertido en ausencia.Y aunque la nostalgia es patrimonio de la madurez de cada uno de nosotros, una ciudad no puede acumular tantas ausencias: habrÃa que reconocer el espÃritu de Ciutat sin esforzarnos. Pero no existe, o desapareció. Quisiera colocar en su sitio todo lo que no encaja. Pero qué sitio, qué lugar. Ya no se trata de una fidelidad al pasado, sin duda utópica o incluso inadecuada. Hay muchos lugares a los que se puede colocar esta etiqueta: ausentes. Aquella placita que habÃa sido uno de mis lugares de encuentro. Aquel rincón del gol sur que ahora yace en un eterno invierno. Aquel aroma de palo de crema. Cruzo la calle, pero qué calle. No existe más que como repetición mecánica de sà misma, fugándose del tiempo, disolviéndose en él, contemporáneamente.
Motivo: Cruzando las calles adyacentes al LluÃs Sitjar.