Los profesores, los estudiantes, los padres de alumnos y todos los manifestantes están equivocados porque lo digo yo. Porque lo digo yo, los recortes en el sistema educativo no ponen en riesgo la calidad de la enseñanza pública. Las protestas no tienen ninguna razón de ser. ¡Lo digo yo y basta!
Nuestras tijeras garantizan el buen funcionamiento de los servicios públicos. Las luchas y las movilizaciones carecen de valor. Los tijeretazos se realizan por el bien de la sociedad y de la Educación principalmente. Quieren negociar. Que nos sentemos, escuchemos, reflexionemos y no engañemos a nadie... Y digo yo que el cielo les perdone porque no saben lo que dicen.
No se pretende recortar el futuro. Es lógico, eso sí, que el que más tiene pueda acceder a una mejor educación o a una mejor sanidad. Es bueno que las cosas se transformen para que existan nuevas oportunidades de negocio. No hay otro remedio. Ni tenemos alternativas porque yo también lo digo.
Sólo piensan en tener derechos. Pero aquí se imponen los derechazos al mentón. Todo se compra y se vende. Es la saludable ley de la oferta y la demanda. La bendita norma de los violentos mercadillos. Formen ustedes una orquesta con cacerolas, pitos y tambores. Vale. La racionalización del gasto continuará a toda máquina. Debemos ahorrar miles de millones poniendo de rodillas a la gente. Dando puntapiés y diluyendo los recursos humanos y materiales que estorban.
No es una agresión. La libertad nos lo exige. Y lo mismito ocurre con el ahorro sanitario. Caiga quien caiga. El desmantelamiento del Estado de Bienestar, si Dios quiere, seguirá su curso con la fuerza de la porra y de los decretazos en cadena. Nosotros no ofrecemos ningún ataque, sino ustedes y toda la oposición política con sus inoperantes y bélicas actitudes que pretenden conducirnos a la ruina.
No tengan miedo a los asteroides políticos y económicos. ¡Lo digo yo y basta! Porque lo digo yo están para salvarnos. Para entronizar a los mejores. A los elegidos para la gloria. Porque sí... y punto.