El mallorquín Sergi Vaquer, estudiante de doctorado y licenciado en medicina por la Universitat Autònoma de Barcelona, forma parte del equipo que ha sido escogido por la Agencia Espacial Europea (ESA) para diseñar y desarrollar un experimento científico en condiciones de microgravedad. Los pasados días 3, 4 y 5 participó en tres vuelos parabólicos a bordo de un Airbus A300 Zero-G que algunos astronautas utilizan como parte de su entrenamiento para estudiar cómo cambia la interacción de los fármacos con las células en situaciones de microgravedad.

"Ha sido una pasada, una experiencia extraordinaria", señala el investigador de la Fundación CIM, centro tecnológico de referencia de la Politècnica de Barcelona. "Los vuelos duraron entre dos horas y media y tres horas. Unos cuarenta minutos para llegar al lugar dónde se realizaban las parábolas y entre una hora y media y dos horas haciéndolas", indica Vaquer.

Los vuelos parabólicos surgieron como parte del entrenamiento de los astronautas y consisten en acelerar el avión ganando altura y reducir los motores al mínimo a lo largo de veinte segundos mientras se describe una parábola en caída libre. Durante estos veinte segundos se consigue, dentro de la cabina, unas condiciones próximas a las de la ausencia de gravedad (microgravedad). Estas maniobras se repiten hasta treinta veces seguidas por vuelo, de manera que los investigadores, a lo largo de tres vuelos, tienen la oportunidad de experimentar con la microgravedad durante un periodo de tiempo considerable.

"Los experimentos resultan agotadores, porque pesas dos veces tu cuerpo, y son complicados. Son muy variables. Cuantos más hagas, mejor. Durante los próximos meses –señala Vaquer– analizaremos las 300 muestras y las compararemos con los resultados obtenidos en el Instituto de Investigación Médica de Barcelona", donde se ha desarrollado la parte biotecnológica del proyecto, en la que el investigador Rafael de la Torre ha sido pieza fundamental.

Los resultados serán de utilidad para mejorar los tratamientos médicos de los astronautas, ya que éstos no usan los medicamentos en gravedad cero "porque se desconoce cómo reaccionaría el cuerpo humano. Una dosis habitual de morfina, por ejemplo, podría resultar catastrófica allí arriba", comenta Vaquer. "Partimos de cero. Nunca podremos experimentar con un astronauta. Solo se le administraría un fármaco en caso de urgencia extrema", agrega.

Pero los resultados "también podrían ayudar a comprender mejor los mecanismos de asimilación de los fármacos en general y los mecanismos de acción de los transportadores en enfermedades como el cáncer y el sida", apunta. Los transportadores ABC, que dan nombre al experimento, llamado ABCtr MicroG, son los responsables de depurar el interior de las células humanas en fármacos y de otros tóxicos.

Vaquer y sus colegas forman parte del único equipo español escogido por la ESA de entre los 16 finalistas de un total de 30 grupos de investigación europeos para participar en este programa.

"Mi objetivo es ser un buen médico, pero no quiero desconectarme de la investigación", afirma Sergi Vaquer, de 26 años, barcelonés de nacimiento y mallorquín de adopción. "Crecí en Palma, desde los tres años. Estudié en el Luis Vives, pero tuve que dejar Palma para estudiar medicina".