Rosana no pierde la carcajada pese a haber hecho quiebros para encajar su concierto en Montevideo este martes y poder asistir al día siguiente al juicio contra ella, bajo acusación de plagio. "He salido muy contenta. Tengo la conciencia tranquila", asegura.

En 2006, Roberto da Silva y Alberto Triunfo acusaron a la cantante canaria de haberles plagiado en el tema Soñaré. Ella no alberga dudas al respecto: "Ya lo dije en su momento, mi tema y el suyo no tienen nada que ver, son cuatro o cinco notas que también están en el Qué será, de Feliciano y en un villancico del siglo XIII que ha sido cantado por Frank Sinatra y Elvis Presley. Ellos no conocen el villancico y dicen no recordar nada de eso. Incluso habiendo similitud, las notas son de dominio público. La música es matemática pura... Cuando se presentaron ante el juez, él les preguntó qué es lo que querían, ellos contestaron: dinero. Es un asunto desagradable".

Ni pintado el título de su último álbum, A las buenas y a las malas, con el que está de gira y que también presentará en el Auditòrium de Palma el próximo 10 de diciembre. En su séptimo disco en trece años de carrera, Rosana admite que "pese a no ser persona que se plantea lo que va a escribir", sí reconoce que "en este trabajo hay una intención clara de cargar de energía a las personas". Añade, de corrido: "Estamos en un momento muy frágil, la gente lo está pasando francamente mal. Te duele donde sueñan los tuyos, pero cuando sales por ahí fuera, percibes un momento muy duro, muy frágil. Intento decir en mis canciones que una forma de vida es ver el vaso medio lleno y que seguro que existe una puerta de salida".

El compromiso

Aseguran que es la Rosana más "comprometida" la que desgrana temas como Llegaremos a tiempo. La artista se sacude la afirmación y puntualiza: "Siempre he sido muy comprometida en mis canciones. Si queremos leer Sin miedo es una clara exposición de una forma de vida. Si al final lo desmenuzas y lo comparas con Llegaremos a tiempo no son tan distintos. Sí lo es la forma cómo lo cuento. Muy crudo, quizá".

Ahí sí se distancia de anteriores trabajos: "Hasta ahora había sido más sutil, escribía entre líneas, y ahora lo he hecho de una manera más rotunda. He variado el tono".

No del habla porque es cadenciosa y te asalta cada dos por tres con un ´mi niña´ alentador. Rosana, con más de ocho millones de discos vendidos, se metió al público en el bolsillo con canciones de distancias cortas como Si tú no estás y puso a bailar a millones de personas gracias a El talismán. Ahora afina guitarras y suena A las buenas y a las malas más efervescente.

"En cada disco me desnudo y en cada cambio de estación pasan cosas. Los compositores solemos quedarnos siempre con el último disco porque es el que refleja tu momento actual. Yo no elijo ninguno, pero claro, éste es el que me refleja a día de hoy".

De aquella Rosana que salía a pelo a los escenarios con una guitarra a la artista completa de hoy. Asegura que "hace diez años, hubiera elegido componer frente a estar en público cantando. Ahora la gente me ha enseñado a quererme como intérprete. Cuando empecé, la familia, los amigos me animaban para que cantara, que lo hacía bien. Yo les decía que no les creía porque ya me decían que era bonita y ¡ya ves!", remata en un estallido de risas.

"El directo te demuestra que una canción no es de quien la escribe, sino que es patrimonio de todos los que la escuchan", comenta Rosana al hablar de su encuentro con el público.

Si de tiempo no anda pródiga, la cantante consigue desdoblarse en otras tareas como la de productora. En 2003 creó su propio sello discográfico para dar voz a otras voces. "Va despacito porque si tal como están las cosas, también va lento para las multinacionales, ¡imagínate para los pequeños! Pero ahí seguimos. Hay un montón de músicos que se están perdiendo, mucho talento por descubrir".

Rosana vive el filo de la navaja de los nuevos medios de difusión de la música con tranquilidad: "Acabará reubicándose. A la música le pasa lo que al aire, no sabes lo que te pierdes hasta que te tapas la nariz y la boca. La música no entiende de huelgas"