"Hoy ha sido uno de los días más duros en el desierto. ¡Uf, qué calor!, casi nos tiramos a la cuneta", nos comentaban en el chat que mantuvimos el sábado, 31 de octubre, a las ocho de la mañana (seis de la tarde en su zona horaria australiana), después de que los dos ciclistas aventureros hubieron acabado de realizar el recorrido diario.

Cati Capellá y Eusebi Colomer, los dos mallorquines que dan la vuelta al mundo en bicicleta, se encontraban este sábado a 500 kilómetros al norte de Alice Springs (Australia), ciudad situada en el mismo centro geográfico de la isla-continente.

Procedentes de Nueva Zelanda, llegaron a Melbourne el 24 de septiembre. En estos días están surcando Australia por el centro, de sur a norte. Ya han completado lo que es para ellos su primera mitad del Outback australiano, el tramo Port Augusta-Uluru. La segunda fase es Alice Springs-Darwin. Hasta hoy, han pedaleado 27.000 kilómetros en los dieciséis meses de aventura ciclista.

Desde la "otra parte del mundo", comentan que "resulta curioso como aquí, en medio de la nada, somos una atracción más para el resto de los turistas (los que van en caravanas, coches, motos o tours organizados). Nos saludan con entusiasmo y, sobretodo, nos fotografían igual que cuando ven a un canguro o algo similar. Seguro que para ellos es sorprendente y admirable ver a dos indefensas bicicletas en medio de tan inmenso desierto rojo. Nos preguntan cómo podemos hacer algo así, ya que ellos se cansan de ir sentados horas y horas y ver siempre lo mismo en el horizonte".

Cati y Eusebi les responden con claridad y sencillez: "Manteniendo fuerte nuestra mente, aprovechando la experiencia de 27.000 kilómetros y alimentándonos de las peculiaridades de esta zona única en el mundo".

El desierto australiano ha representado el gran reto de este mes de octubre de 2009: "Tanto da recorrerlo de sur a norte como de norte a sur, puesto que aquí el viento va cambiando a menudo de dirección y en una semana puede dar un giro completo de 360 grados".

El clima, una vez más, ha sido factor determinante en su ruta diaria. Lo que no habían conseguido las condiciones meteorológicas –durante casi año y medio– en el anterior trayecto desde América del Sur hasta América del Norte y, este verano, en Nueva Zelanda, lo obtuvieron el frío, lluvia y viento de estas tierras de las antípodas: "Cogimos nuestro primer catarro".

Confiesan que el pedaleo en estas circunstancias adversas es "duro o muy duro y es, sobre todo, en estos momentos, cuando agradecemos especialmente la ayuda de todos nuestros patrocinadores. Y hoy desde Australia, mandamos un abrazo en particular para los de Porreres, Vibrats Ballester, Vibrats Barcelo, Vibrats Mora Rosselló, Son Amat, Can Palerm, AXA Universa, Viposa, Grimalt LT y OC Tomeu Rosselló".

Después de Melbourne –"una preciosa ciudad con gran afición a la bicicleta"– se dirigieron "en compañía de nuestra amiga Phillippa (warmshowers.org)" hacia la costa sur. Recorrieron la Great Ocean Route, espectacular carretera pegada al mar. Los famosos "Doce Apóstoles" les impresionaron ya desde lejos. Los describen como "pináculos resultantes de la fuerte erosión del oleaje del océano", un oleaje que ha sido el culpable de "numerosas historias de naufragios de los primeros barcos que llegaron a estas costas".

Desde esta zona, se dirigieron hacia Adelaida y se adentraron en las montañas del Grampions National Park. Aquí vieron los primeros canguros.

Siguieron hacia Port Augusta, ciudad situada en un importante cruce de caminos y una de las puertas del Outback australiano.

Port Augusta – Uluru

En el itinerario Port Augusta–Uluru –"primera mitad del desierto", como califican los dos ciclistas porrerencs– en el Outback, el viento fue de nuevo su máximo adversario y "esto resulta frustrante en algunos momentos puesto que necesitas mas energía para apenas moverte", afirman.

El Outback de Australia es considerado como todo aquello que no está en el litoral o cerca de grandes ciudades. En la traducción, al pie de la letra, sería "todo lo que está para atrás". Debe ser entendido como el interior, las áreas rurales, las áreas desérticas o, incluso, como un "lugar en la esquina de la nada, con cosa inexistente". Esta sería la traducción del inglés australiano. En sus zonas más remotas se utiliza la expresión "el Nunca-Nunca". Para tener una idea del tamaño, cabe señalar que el Outback engloba dos tercios del territorio australiano,

El Outback es mágico, de una belleza fuera de serie, y, a pesar de ser inhóspito, desértico, caliente durante el día y frío en la noche, ofrece una de las paisajes más bonitos del mundo.

Pasaron por Coober Pedy, ciudad excavada bajo tierra. "Viviendas, restaurantes, comercios, iglesias, camping... permiten sobrevivir a temperaturas que pueden alcanzar en el exterior los 63 grados en verano. Bajo tierra, la temperatura no sobrepasa los 25 grados, apuntan Cati i Eusebi en su crónica mensual.

Luego pusieron rumbo hacia Uluru: "A medida que nos acercábamos, la temperatura aumentaba y llegamos a este sitio con 40 grados. Además, tuvimos que soportar los millones de moscas que continuamente revolotean por tu cara durante todo el día. Tardamos diez jornadas en cubrir estos 1.250 kilómetros".

Ayers Rock

Finalmente, arribaron a la archiconocida Ayers Rock (Uluru), también llamada "la Roca" por los australianos. Se trata de una impresionante mole de color rojizo en medio del gran Outback australiano que "tiene algo especial, como otros lugares, el Machu Pichu, por ejemplo. Una fuerte energía envuelve este sitio. Según la luz y la hora del día, varía su color. Ocurre, especialmente, en la puesta de sol. Es, entonces, cuando atrae a más visitantes. Nosotros tuvimos la suerte de presenciar una espectacular tormenta, justo en la puesta de sol, que cubrió con un arco iris toda la roca e hizo brotar cantidad de manantiales", narran con entusiasmo y literatura Cati y Eusebi.