Poco o nada queda de aquella chiquilla que deslumbró al jurado en Popstars, esa especie de Operación Triunfo en femenino que emitió Telecinco en 2002. Nada de esos miedos, de esa incertidumbre de empezar en un mundo, el artístico, que había mamado desde bien pequeña. Su padre, comediante, su madre, actriz; nadie en la familia dudó de que la niña sería una artista. "No estoy aquí para pasar desapercibida ni para disfrutar de unos pocos instantes de gloria. Soy una mujer trabajadora, constante, luchadora". Roser (Canet de Mar, 1979) rompe su silencio musical tres años después de la publicación de su último álbum de estudio. Y lo hace convertida también en empresaria.

–Deja una gran discográfica como la Warner para montar negocio propio, todo un atrevimiento.

– No había otra salida. Rescindí mi contrato con Warner porque ya no me sentía cómoda con la gente nueva que entraba, mi equipo de trabajo se había marchado y yo necesitaba un nuevo aire.

–Tenía experiencia, un buen curriculum pero nada de dinero.

–Eso fue lo más difícil, conseguir el apoyo para dar vida a un nuevo proyecto. Ha sido un parto muy muy largo pero sin duda ha merecido la pena.

–No parece un buen momento, la industrial musical va cuesta abajo.

–No me asusta la piratería, tengo muy claro que para que una discográfica funcione se ha de cambiar de estrategia de mercado. Hay que regresar al concepto de hace 30 ó 40 años, al artista como artista total y no como una persona poco natural a la que no se puede sacar de su terreno.

–Lo primero que ha hecho ha sido lanzar su nuevo disco

–¡Claro! No podía ser de otra manera. Tenía muchas ganas de volver a los escenarios.

–La Bestia es el primer single de este Clandestino..., toda una declaración de intenciones.

– Así soy yo. Me levanto después de caerme varias veces. Esta canción es mi respuesta a la hipocresía.