Imaginen la escena. John Wayne, con su inconfundible sombrero vaquero a la cabeza y pañuelo anudado al cuello se asoma por la proa del barco. Otea el horizonte, acaricia la madera de uno de los camerinos y se imagina protagonista en Río Rojo. De repente, un helicóptero de la Guardia Civil vigilando desde el cielo acaba con la ilusión. No son los años 40 ni se navega por aguas californianas, pero John Zunino, armador del Marguerita, hace sentir a sus invitados como en una película del viejo oeste. Historia cinematográfica y náutica se dan la mano estos días en la bahía de Palma. Pequeños retales de leyenda que crecen en el muelle de las Golondrinas gracias al Trofeo Almirante Conde de Barcelona.

"Lo de Wayne con este velero fue un flechazo, tanto, que decidió cambiarle el nombre por el de una de sus amantes", cuenta Xavier Larrañaga, capitán de la embarcación. La fascinación era tan grande que no quiso que su presencia en un rodaje estropeara su estructura. Así que mandó construir uno más grande, a imagen y semejanza del Marguerita, para formar parte del decorado de Red River (1948). "Cuando Zunino dio con él por casualidad en San Francisco quiso recuperarlo. Mandó revestirlo con madera de teka de aquella época. Se fue fiel al diseño original", explica Larrañaga. De hecho, en aquella reforma se encontró una miniatura de un muñeco que imitaba al viejo vaquero y que hoy adorna el timón.

Un paseo por los entresijos de esta 25 edición de la regata que lleva el nombre del padre del Rey, es como un regreso al pasado. Barcos de época con más de un siglo navegados a sus espaldas y el esfuerzo de unos armadores y una tripulación por mantenerlos a flote "a pesar de la falta de ayudas institucionales. Muchos navíos existen hoy en día gracias a una labor completamente altruista", subraya José Ramón Bono, vocal de la Fundación Hispania, organizadora del evento.

Más de cincuenta veleros clásicos compiten desde ayer, y hasta el próximo sábado, en el Mediterráneo palmesano ofreciendo un bello espectáculo de velas cosidas con retazos. Aunque destacan mucho las ausencias. Un fallo hidráulico ha impedido a última hora que el Isla Ebusitana, un habitual de esta regata, visite la isla. Tampoco están el Zaca, donde navegó Errol Flynn, ni el Hispania. A cambio, ofrecen bellas estampas el Lucia de Kenny Coombs o el Stella Polare de la marina italiana.

Homenaje a don Juan

Dos serán los grandes acontecimientos que este año harán recordar con especial cariño la 25 edición del Trofeo Almirante Conde de Barcelona. El más emotivo tendrá lugar el próximo viernes, a las 20 horas, cuando se rinda homenaje a don Juan de Borbón. En su escultura se añadirá una placa en la que aparezcan los nombres de todos los ganadores de la regata.

El sábado, en el Castillo de San Carlos, tendrá lugar una gala artística a beneficio de la Fundación Reina Sofía, que trabaja por los enfermos de Alzheimer. El profesor Joaquín Achúcarro interpretará obras de Chopin y Albéniz.