Toni Nievas, "obrero del cine", un director fiel a sus ideas y atado a "personajes patéticos", los que dan vida a unas cintas que rezuman "muy mala leche, ironía y muy poca felicidad", rueda desde hace dos semanas, en colaboración con Biel Salas, su segundo largometraje de producción propia, Domingueros.

La película se compone de ocho historias cortas que transcurren en un solo domingo. La rutina, la familia, la paella en la casa de campo, el fútbol o el estar de resaca en el sofá son algunos de los temas que se reflejan en Domingueros.

Un largometraje autoproducido con un presupuesto mínimo, con un coste similar al de un cortometraje. "No podemos volver a juntar a todo un equipo para rodar durante dos semanas, pero sí podemos rodar muchos cortos que compongan una película larga", argumenta Nievas.

El cineasta duda en convertir su proyecto bien en "una serie web", bien en una película "muy barata". Ya se sabe, "falta pasta. Lo tenemos todo: las cámaras, los actores, el guión... solo nos falta todo lo demás. Es muy complicado que vean tu trabajo haciendo producciones pequeñas, sin una productora detrás", escribe en su Diario dominguero, en su blog.

Domingueros, como su anterior película, Deshielo, tiene el humor ácido y la crítica como protagonistas. En la cinta, los actores habituales de Nievas se visten de domingo para crear "personajes ridículos".

"Todos llevamos un dominguero dentro", admite un director que trabaja estos días con los actores Salvador Oliva, Rodo Gener, Luca Bonadei y Xisco Vargas, su "muso".

Un ´animal de dirección´

Ganador del premio Art Jove de Video del año 2005 en la categoría de ficción con su cinta Animales de dirección, un homenaje a los trabajadores de Mallorca, "a los explotados y a los marginados", Toni Nievas ya contó con los citados actores para su opera prima, Deshielo, en la que narraba la historia de Cristian, un vividor adinerado pero con poco talento que decide dirigir una película porque piensa que el mundo del cine es chic.

Luego vendría Bosteza, un mediometraje de cuarenta minutos, divertido y estructurado en ocho historias, con la cama como protagonista y con Simó Andreu como protagonista de una de ellas.