Antonio Álvarez Vélez (Ayamonte, 1981) presume de fórmula, de ser el primero en adicionar el flamenco con el soul. Pitingo, le dicen, al onubense que ha conseguido que los puristas del cante vuelvan a enfadarse. De la trillasm, granaínas y fandangos a Otis Redding, pasando por Marley o Kobain. Olé. Acompañado por la guitarra de Juan Carmona y The London Community Gospel Choir, repasará su exitosa Soulería (ya Disco de Platino) en el Gran Casino de Mallorca, el próximo sábado a partir de las 22.00 horas. Artista "de directo", promete "fuerza" e "intensidad"·.

-En Google el binomio flamenco-soul sólo conduce hasta Pitingo. ¿Ha inventado usted la suma?

-Hombre, claro, y no es por nada. Igual que los Ketama fueron los primeros en meter ritmos latinos.

-¿Intuyó el hueco?

-Llegué de manera natural. Yo me he criado con las dos músicas, llevo cantando soul desde que tenía diez años.

-¿Por qué casan?

-Porque son dos cantes de raíz, dos maneras de cantar con el alma, prácticamente iguales. Gitanos y negros tenemos una historia parecida.

-¿Qué pierde el flamenco con su fórmula?

-Nada, porque empezamos con flamenco clásico. Lo demás entra luego, poco a poco.

-Con tanto experimento acabarán con el cante.

-El flamenco no se va a perder nunca. Esta ahí, ya existe, es una obra de arte que se puede decorar. Gracias a Dios el flamenco ha avanzado. Antes no había tanta armonía, y creo que ahora se canta mucho mejor.

-Seguramente se le habrá enfadado algún purista.

-Los puristas siempre se enfadan. Personalmente me encanta estar en el grupo de los criticados, en el grupo donde metieron a Camarón o Paco de Lucía.

-¿Tiene límites el flamenco?

-No, mientras sigan apareciendo cabezas locas, musicalmente hablando. Y siempre salen.

-¿Les ha hecho más valientes Enrique Morente?

-Enrique ha abierto muchas puertas, ha hecho mucho bien al flamenco. Ha conseguido acercarlo hasta un público que no tenía, sin el que ahora se moriría de hambre. Si para lograrlo hay que acudir a otras músicas, bienvenidas sean.

-Camarón.

-Como artista es el espejo donde mirarse. También era una bellísima persona. Era perfecto, y por eso Dios se lo llevó.

-¿Se ha puesto el listón demasiado alto?

-Creo que sí, pero es algo que me ayuda a tirar hacia arriba, a no relajarme. Ahora me como mucho más la cabeza.

-Dos discos en menos de dos años, ´pelotazo´ de éxito incluido. ¿Ha ido todo demasiado deprisa para Antonio Álvarez?

-Al principio fue todo bastante extraño, pero ya estoy mucho más tranquilo, asentado.

-¿Se les ha resistido alguna versión?

-De momento hemos podido con todas las que hemos intentado. Incluso hemos probado con el Smell like a teen spirit de Nirvana y ha funcionado. Imagino que llegará el día en que nos ocurra.

-¿Cómo le cambia el directo?

-Yo soy más de directo, donde se gana fuerza e intensidad. En un estudio no cantas igual. En el escenario hay público, se crean momentos mágicos, y puedes bailar. Yo me vengo arriba.

-Se le vio apoyando al PP de Rajoy en la campaña vasca. ¿Cuanta política hubo en los abrazos del final?

-Soy apolítico. Me pagaron mi caché y fui a cantar, ya está. Ahora no están las cosas como para decir que no a nadie. Luego, claro, te encasillan, pero yo me considero un alma libre. Hace dos años ya canté para el PC, y también lo he hecho en fiestas privadas, con Felipe González y Trinidad Jimenez.

-Disco de Platino (110.000 copias vendidas) en tiempos de crisis.

-Es un orgullo. Un logro para mí y para el género, pues Soulería es un disco prácticamente flamenco.