La prohibición está en realidad reflejada en una ley que data de 2003, que el Gobierno se ha decidido ahora a hacer respetar con un reglamento que especifica claramente los lugares en los que no se puede fumar y fija multas de hasta 1.000 rupias (unos 22 dólares) para los infractores.

El reglamento acumuló desde mayo pasado 34 recursos en tribunales superiores de todo el país, pero la Corte Suprema avaló esta semana los planes del Gobierno y aplazó los recursos hasta mediados de noviembre.

"Esta ley es principalmente para proteger a los no fumadores", declaró a Efe el asesor del Ministerio de Salud, Praveen Sinha.

La entrada en vigor coincide de forma explícita con la jornada de recuerdo a Gandhi, durante la cual millones de indios cumplen a rajatabla la prohibición de beber alcohol.

El titular del Departamento, Anbumani Ramadoss, expuso estos días que el 40 por ciento de todos los problemas de salud en la India están relacionados con el tabaco y se propuso salvar a las nuevas generaciones del país de hábitos nefastos como éste o el consumo de alcohol, drogas y "comida-basura", según la agencia IANS.

Según Ramadoss, el 13 por ciento de los jóvenes de entre 13 y 16 años fuma en la India, donde cálculos oficiosos cifran en 184 millones el número de consumidores habituales, de los que el 19 por ciento fuma cigarrillos, el 54 los populares y aromáticos "bidis" y el 37 por ciento masca una mezcla conocida como "gutkha".

El reglamento antitabaco prohíbe fumar en todo lugar público y espacio de trabajo, "incluidos los despachos profesionales a los que puede tener acceso cualquier otra persona", explicó Sinha.

"En bares y discotecas está prohibido también. Sólo hay tres excepciones: aeropuertos, y hoteles y restaurantes con capacidad para más de 30 personas, que podrán tener espacios separados para fumadores siempre que en ellos no presten ningún servicio", abundó.

"Esos espacios, sin servicio alguno, no pueden funcionar como un restaurante", objetó ante el Supremo el abogado Harish Salve de la tabacalera ITC, que ha recurrido la normativa junto a la Asociación India de Hoteles, y que defendió que estos establecimientos ya estaban cumpliendo la ley de 2003.

Según Salve, citado por las agencias indias, el reglamento sobrepasa lo previsto en la ley e impide incluso a los restaurantes encender velas para sus clientes, pues les prohíbe colocar ceniceros, cajas de cerillas, mecheros o "cualquier cosa que facilite fumar".

"Están simplemente exagerando. No hay ninguna provisión en la ley que prohíba poner velas o cerillas en estos lugares", dijo Sinha.

La ley incluye multas de 200 a 1.000 rupias (de 4 a 22 dólares), unas cantidades elevadas para la mayoría de los indios, y prevé que el propietario o encargado del lugar público donde se deje fumar asuma su pago, multiplicado por el número de infractores.

Salve criticó que la norma apodera a un amplio espectro de funcionarios para multar, lo que en su opinión se asemeja a un Estado policial en el que "cualquier inspector de impuestos que entre en mi oficina me multe por fumar".

"Hasta un peón podrá detener al jefe de su oficina y llevarlo ante un magistrado", criticó el letrado de la asociación hostelera, Sandeep Sethi.

El asesor del Ministerio de Salud, sin embargo, especificó a Efe que sólo agentes policiales e inspectores de Alimentación y Drogas están autorizados a imponer multas.

"La gente seguirá fumando en todo caso", dijo a Efe un joven fumador de Nueva Delhi, Divesh Kaul.

Aunque criticó la "repentina implementación de la ley" ya que los "fumadores habituales no podrán controlarse inmediatamente" y opinó que "debe haber algunos lugares asignados para fumar", Kaul reconoció que la ley "es un buen cambio".

"Es muy bueno para los fumadores pasivos. Además, también llevará a la reducción del consumo. Por ejemplo, si uno fumaba seis cigarrillos tomando copas en un bar, ahora se fumará tres por pereza de salir afuera", explicó.

Junto a las multas, el Gobierno ha previsto otras medidas para reducir el consumo de tabaco, que incluyen una campaña de concienciación, la colocación paulatina de imágenes y mensajes de advertencia en las cajetillas (a partir de diciembre) y la apertura de hasta un millar de clínicas contra el tabaquismo.

"Inicialmente la gente criticará al Gobierno, pero poco a poco se acostumbrarán, no queda más remedio", dijo Kaul.