"Llego al trabajo a las 6:50 y me cambio de ropa. Las tareas que suelo hacer son poner cinta a las solapas, doblar trípticos, contarlos, doblar carpetas, poner doble cinta a las carpetas..." Gabriel Calvet trabaja desde 1987 en la imprenta de Amadip.esment. Tiene una discapacidad intelectual. Dice que si no es el trabajador más antiguo, es uno de los más veteranos. Antes de tener este empleo, cuenta que en Barcelona trabajó montando airgamboys y agendas. También hacía cerámica, una actividad que sigue practicando, únicamente como entretenimiento "y porque va bien para la psicomotricidad de las manos", aclara. Gabriel es uno de las 51 personas con discapacidad intelectual que trabajan en esta imprenta. Por sus manos pasan encargos de 340 clientes entre los que se encuentran grandes empresas hoteleras, bancos y cajas e instituciones públicas, entre otros muchos.

"La imprenta tienen 30 años. Tenemos experiencia y hemos ido creciendo. Muchos de nuestros clientes no sabían que nuestros empleados tienen discapacidad intelectual. Nos eligen por nuestra calidad, precio y gestión", explica Carlos Díaz, director de la planta. Destaca que la base fuerte de clientes es el sector privado y no el público. Una subvención de 190.000 euros aportada por Caja Madrid les ha permitido dar un paso más en su camino constante hacia la calidad y la competitividad. Han adquirido una nueva máquina de impresión, las que manejaban hasta el momento habían quedado obsoletas, pero han precisado adaptarla para que pudiera ser manejada por sus trabajadores: "Esta máquinas son más complejas y hemos tenido que modificarlas. Las antiguas no eran competitivas, pero las conservábamos porque eran las que ellos podían utilizar", explica Carlos Díaz.

En impresión y en laboratorio están empleadas nueve personas con discapacidad intelectual. Son las secciones de la imprenta que precisan de personas con un mayor nivel de autonomía. José González, director de actividades económicas de Amadip.esment, explica que el grueso de empleados realizan su actividad en lo que se llama el manipulado. Es dónde se trata todo el material y dónde encontramos a Gabriel concentrado en su tarea. "Lo que más me gusta es poner doble cinta a las carpetas", dice después de pensarlo un rato, "doblar trípticos también me entretiene bastante", añade. Gracias a la nueva maquinaria, se podrán crear 15 nuevos puestos para personas que como él deseen normalizar su vida. Como el resto de trabajadores de Amadip.esment tendrán un empleo fijo porque aquí no hay trabajadores temporales.

Pero antes de formar parte de la plantilla todos los empleados pasan por un período de formación cuya duración varía dependiendo de la persona. Miquela Arrom es la encargada de prepararles antes de dar el salto al mundo laboral. También tutoriza al grupo que realiza tareas en el taller ocupacional. "Tienes que ir a su ritmo para no bloquearles, pero sin que se frustren", dice Miquela. También les instruye en hábitos como la puntualidad, el compromiso y la asistencia. Sin embargo, la formación no termina con la incorporación a la plantilla. El tipo de encargos varía, la propia industria va cambiando y es preciso ponerse al día. "La manera de funcionar es muy diferente a cualquier otra empresa, pero llevamos muchos años y tenemos buenos profesionales", dice Carlos Díaz.