Se trata de una actividad que la Fundación desarrolla desde hace quince años en la localidad soriana y también en Andalucía y Valencia, según ha explicado en declaraciones a EFE la presidenta de la ONG, María Matos.

"Es una oportunidad para que madres, sus hijos, de hasta tres años e incluso algunos padres, disfruten durante unos días del aire libre; se trata de que respiren oxígeno puro y se olviden de los muros de las prisiones", ha comentado Matos.

La presidenta de la ONG ha destacado que de esta manera tienen acceso a un espacio donde pueden desarrollar aspectos positivos de la vida, conocer la naturaleza y fomentar las relaciones humanas y materno filiales.

Matos ha destacado que las mujeres que están cumpliendo condena y que asisten en el campamento están acompañadas sólo por voluntarios de la organización.

"No hay ni efectivos de la Guardia Civil, ni funcionarios de justicia, y nunca hemos tenido ningún problema", ha asegurado.

La razón, según Matos, es que "cuando se les da una oportunidad y se confía en ellas sube su autoestima y tratan de dar lo mejor que tienen".

Otro de los objetivos de este campamento es paliar las posibles secuelas psicológicas que podrían quedar en un niño que vive y se desarrolla en prisión durante sus tres primeros años.

La Fundación dirige actividades similares a estos niños a lo largo del año para atenuar "el rigor de la cárcel" y, así, en primavera realizan excursiones durante los fines de semana, ha explicado la presidenta de la Fundación.

Para Matos son "salidas terapéuticas" en las que van a la montaña o al zoo y gozan de la libertad.

Además de reclusas, la ONG Padre Garralda-Horizontes Abiertos también atiende a otros colectivos como enfermos de SIDA, inmigrantes o toxicómanos.