La idea preconcebida de aquellos clubes neoyorquinos en sótanos y rodeados de oscuridad en nada tiene que ver con la luminosidad y el ambiente del Blue Jazz Club, situado en la séptima planta del hotel Saratoga de Palma.

A siete pisos de altura y con unas increíbles vistas a la bahía de palma, este local,de parada obligada para los amantes del jazz, cuenta cada jueves, viernes y sábado con actuaciones en directo.

Pero son los lunes por la noche cuando podemos dejar salir al músico que llevamos dentro y participar en las jam session que allí se organizan.

? Jam Session. Según el libro Diccionario de jazz estas sesiones consisten en una reunión de músicos que no trabajan juntos y que sin partitura ni líder improvisan a partir de temas que todos conocen con el único fin de saciar el deseo de tocar juntos. Los encuentros del Blue Jazz Club comienzan a las ocho y media de la tarde con un pequeño concierto de la Palma Jazz Quartet, liderada por el prestigioso trombonista Geoff Frosell. Después, se ofrece la oportunidad de subirse al escenario junto a la banda a todos aquellos que quieran unirse y demostrar su valía como músicos o simplemente quieran dejarse llevar por la atmósfera envolvente del jazz y disfrutar con la improvisación.

El club pone a su disposición el piano, la batería y los micrófonos, el resto de instrumentos los tiene que aportar cada uno.

? Todos repiten. Músicos profesionales y también aficionados acuden cada lunes al Blue Jazz Club del Hotel Saratoga. Casi todos repiten, y acuden con asiduidad a estas reuniones en las que el ritmo y la pasión por la música son fundamentales.

Óscar López, ingeniero de telecomunicaciones, y componente del grupo Soul Café, ha acudido en varias ocasiones, y aunque no se dedica profesionalmente a la música, disfruta en el escenario.

Por su parte José María Núñez, músico profesional, destaca la conexión que existe entre todos ellos mientras están tocando.

José Luís García, componente de Wonderbrass cuenta que es una idea fantástica y que da salida a muchos músicos, y que la improvisación es la esencia del jazz.

? No existe el miedo escénico. En estas sesiones la vergüenza y el miedo al escenario se quedan atrás, ya que cada lunes son más de veinte las personas que cogen su instrumento y entonan unos acordes a ritmo de jazz. Incluso los hay más atrevidos y se arrancan a cantar acompañando con sus voces estas improvisadas melodías.

El Blue Jazz Club lleva realizando estos encuentros musicales desde hace tres meses y proseguirán hasta el próximo 21 de julio, después del cual, habrá un pequeño parón para volver de nuevo el 15 de septiembre.