Tras las cortinas negras aparece una vieja sala de cine. En la pantalla se proyecta una película en blanco y negro sin sonido. Los invitados son acompañados a sus butacas por bellas señoritas vestidas al más puro estilo años veinte mientras que un resucitado Charles Chaplin pasea con su inconfundible bombín y bastón. Los flashes distraen la atención hacia la puerta donde poco a poco van llegando los ´actores vips de la noche´, fotografía que no se pierde la la consellera de Economia i Turisme Bel Oliver. Ayer, el pati de La Misericòrdia acogió la tercera edición de una Passarel·la mallorca inspirada en las bandas sonoras cinematográficas. Y aunque el papel principal era para los diseñadores-padrinos del evento -Carmen March y José Castro- hay anfitriones que jamás ceden su sitio. Ni siquiera a Roberto Verino.

Arrancaron con cierto retraso los desfiles programados. Acomodar a más de mil personas, entre ellos muchos rostros de la política balear, no es tarea fácil, aunque los nervios pudieron con más de algún participante. Marta Garau, vestida por Tolo Crespí, y Albert Comas, de Sinatra, explicaron las reglas del juego. Ocho diseñadores, mismo número de colecciones, un único ganador. A partir de entonces, creatividad a raudales.

Abrió fuego María Magdalena Ribot con Zaratustra, piezas a base de tejidos tecnológicos pegados al cuerpo como una sola piel. Francisco Rubí Rincón sorprendió con sus cinturones a base de espejos retrovisores en Contemporaneophenia, donde sus trajes de chaqueta fueron muy aplaudidos. La Dulce Inocencia de Clara Vidal recuperó el espíritu de los años sesenta en sus vestidos baby-doll, sus calcetines hasta las rodillas y sus motivos florales. Mucho más cosmpolita, el juego geométrico de Elena Turukina en Electronic Bum.

Entonces llegó la ovación de la noche. El público es sabio y ya, con sólo el primer look, se supo ganadora Sandra Navarro. Su colección Mi vida sin mi mereció el primer premio del jurado -compuesto, entre otros, por los diseñadores José Miró, Biel Cañellas y Lourdes Colom- gracias a unas prendas de estilo clásico que recrean el más puro estilo far-west en pantalones, corsés y grandes bolsos de viaje. Muy reñido, el segundo galardón (beca de 3000 euros) que finalmente se repartirán Victoria Gil por 2001 Metamorfose y su juego de prendas reversibles y Lola Cuello con Yumeji´s y sus imprevisibles tocados. Clara Garau, por su parte, ´engañó´ con el rojo una colección llamada En blanco y negro.