Buika se arrancó llorando. Con un lamento redentor. Conteniendo con su mano izquierda un pecho henchido de desconsuelo; "Yo lloro como el arroyo al llegar al río, yo muero". Poco a poco, su plaño se tornó acusador, rabioso, multiplicado por un dedo índice extendido y amenazante; "si ahora te marchas vete para siempre. No te des la vuelta, que siempre duelen". Al final, otra vez vulnerable, de nuevo amarrándose el torso, terminó confesando su incontenible y masoquista querer; "Y yo que ya estoy loca de amor, yo voy y te perdono...".

A Concha Buika le bastó entonar Tú volverás para subyugar el "miedo bonito" que le ronda cuando canta en Palma. Hizo de tripas corazón y sometió veloz a la trémula sensación que le inspira desnudarse en su tierra madre, ante su familia y amigos. Y no tuvo que ser fácil, pues el escenario, Ses Voltes, hacía mucho tiempo que no se veía tan colmado.

La que ahora es ´Niña de fuego´, ilustró el apodo compareciendo de brillante naranja. Con el pelo recogido, elegantemente desaliñado, apoyado sobre su hombro. "Bon vespre", saludó tímida, para sumergirse después en la intensa copla de Javier Limón. El público, con recíproca vehemencia, tradujo sus gracias en aplausos amigos. Había ganas de retroalimentarse.

Falsa moneda fue la siguiente. La confesión previa -"No se como empezar, es muy difícil"- dejó de tener sentido pronto. "Cruzaos los brazos pa´no matarla, cerraos los ojos pa´no llorar". Su acento, ahora con dejes de Camarón, volvió a confirmar la grandeza de su voz, la exclusividad de una dicción tan gitana como africana, tan cupletera como flamenca.

Cortesía anticipada, la artista presentó a su banda, un popurrí de talentos encabezado por el pianista Iván González, el ´Maestro Melón´. Al bajo, Dany Noe. A la batería, Horacio ´El Negro´ Hernández, buen amigo de Santana. La percusión para Ramón Porrina, y la trompeta -también percusión latina- para el jovencísimo (21) Carlitos Sarduy; un probable imprescindible.

Tras la reposadita Arboles de agua Buika rescató a la primera de sus pitusas discográficas, la Niña Lola. Ésta sí se la sabía la concurrencia, que así lo hizo notar. Los venideros minutos los dedicó al ejercicio de autorecriminación que sugiere Culpa mía, una bulería con mucho duende fabricada también por Limón. Después, sin escatimar, Volver, rancherita, su nuevo registro; Llegar a tí, un adiós en tres idiomas; No habrá nadie en el mundo; Niña de fuego; Miénteme bien; Bulería y Mentirosa, una contradictoria rumba cantada, como no, al desamor.

Hasta aquí el set previsto, que no es poco, aunque no suficiente en el siempre deseado reencuentro de un artista con su pueblo. El plus de la noche, teñido de ritmos salseros, Jodida pero contenta -Buika en estado puro, filosofía de vida-. "Yo voy con miedo pero con fuerza. Y te digo, te digo, mi prima tonta, Todo en la vida se paga...".