A la familia que nos enseñó a contar en euros, olvidándose del redondeo, el hombre que cada nochevieja despide el año cubierto con la consabida capa, y la mujer que más bikinis ha lucido frente a las cámaras en los veranos mallorquines les une el apellido que ha conquistado el archipiélago. Ni Pons, ni Bauzà, ni Amengual, ni Llabrés. Los García son quienes lucen el nombre de familia más frecuente. Según el Instituto Nacional de Estadística, con datos de 1 de enero de 2006, 18.240 isleños lo llevan en la primera línea de su DNI, y otros 18.303 en la segunda. Ni siquiera la competición por número de nacidos en las islas se resiste a los 2.865.481 García que se prodigan por el país desde hace más de diez siglos. Galicia y Canarias son los únicos reductos que se resisten a la conquista de estos príncipes de la vista agraciada -ese parece ser el significado de García en lengua goda-, donde no logran alcanzar los puestos de podio.

Tampoco las siguientes posiciones en la clasificación de apellidos más frecuentes conceden una tregua a los nombres de familia oriundos de las islas. Martínez, López, Sánchez, Fernández, Rodríguez y González ocupan, por este orden, del segundo al séptimo puesto. Los cinco comparten terminación, nacidos al parecer en la Península, en plena época medieval, cuando era costumbre formar los apellidos a partir del nombre del padre, de modo que a los hijos de Fernando se apellidaban Fernández, los de Martín, Martínez; o los de Sancho, Sánchez.

Les sigue Pons, segundo clasificado en la lista de los nacidos en Balears que lo llevan en primer término, con 9.107 portadores, uno de cada tres de los que hay en el país, al parecer de origen catalán, y que habrían llegado a Mallorca con los vencedores absolutos de la clasificación, con la conquista de Mallorca por parte de Jaume I, del que se cumple el ochocientos aniversario de su nacimiento.

Perdida la batalla de la frecuencia, a los apellidos autóctonos sólo les queda luchar por concentrar entre los límites de su territorio el mayor porcentaje de titulares. Lo consiguen los Amengual, Llabrés, Bauzà/Bauçà, y Rosselló, que resisten en los puestos 36, 50, 38 y 30, con alrededor de nueve de cada diez portadores nacidos y residentes en Balears. También los Gomila, los Adrover, los Jaume, los Capó y los Ramis, los Crespí y los Gelabert se llevan el gato al agua, aunque sólo desempolvando viejos libros como la Incursió recreativa en el món dels llinatges, de Antoni Llull Martí, puede descubrirse que Gomila es uno de los últimos apellidos supervivientes de los que proceden de los reyes visigodos de los siglos V y VIII, Àkhila y Suíntila, o que Crespí hace referencia a los cabellos rizados de sus primeros portadores. Tur, Perelló, Marí y Barceló se mantienen igualmente en la lista de los cincuenta apellidos más comunes con no menos de 3.000 representantes, aunque sólo una de cada dos personas que lo lucen viven en las islas.

Entre los apellidos de inconfundible acento extranjero, reinan los Smith ingleses, con 279 residentes que lo lucen como primer apellido y 115 que lo llevan en segundo lugar, convirtiéndose así la provincia en la quinta en la que el linaje se escucha con más frecuencia, después de Alicante, Málaga, Santa Cruz de Tenerife y Madrid. En su versión alemana, son 266 personas las que se apellidan Schmidt/Schimitt. Entre los nacidos en las islas, ambos nombres de familia andan a la par, con una veintena de alumbramientos.

Les siguen los Wang, uno de los apellidos más comunes en China, con 217 residentes y 28 nacidos en las islas a las que se les puso el apellido en la pulsera al nacer, ganando así en uno a los habitantes con el Müller germano como apellido. Los Jones británicos y los Li orientales, con 162 y 156 representantes, respectivamente, repartidos por las islas, continúan un listado seguido por los Brown, Meier/Meyer, Williams, Schneider y Taylor. Por detrás, empujan con fuerza los Mohamed. Líderes indiscutibles en Ceuta y Melilla, cuentan ya con dos centenares de delegados que lo llevan como primer o segundo linaje, en un archipiélago que ya ha visto nacer a unos cincuenta. Quienes lucen estos apellidos con sabor a otras tierras aportan las escasas notas de color a unos listados poco diferenciados respecto al resto de provincias tras una oleada globalizadora de la que no se ha librado Balears.