Los labios de Bernat (Joan Carles Bestard) palpitan de nerviosismo como agallas de un pez que se asfixia sobre el escenario. Todo estaba dispuesto para una velada romántica con su amante, pero una llamada telefónica parece que va a aguarle la fiesta. Su mujer (Catalina Munar) le demanda explicaciones y su facundia e inventiva le salvan el pellejo. Al final, la mejor coartada se la proporciona su mejor amigo (Miquel Fullana).

Un lío de promesas, faldas, cuernos y de puertas que se abren y cierran conforman el vodevil Pijama per sis, dirigida por el catalán Ricard Reguant, que lleva seis semanas ensayando con el elenco actoral para estrenar día 29 en el Teatre Escènic de Campos.

Las mentiras y embustes son el alimento de subsistencia de estos seis personajes (entre los que también se encuentran Marta Simonet y Jaume Fuster). Entre todos han alimentado una gran bola de nieve que amenaza alud: "Para salvar una trola, tienes que decir otra", explica Joan Carles Bestard, que afirma terminar agotado tras cada ensayo, "porque una comedia de enredo como ésta demanda toda la atención del actor. Tenemos prohibido que el ritmo decaiga". A Apolònia Serra, que encarna a la estrafalaria cocinera contratada por Bernat, se le atraganta una frase: "La obra es tan rápida que cada vez digo una cosa diferente".

Los intérpretes tratan de explicar la trama, pero parece una meta inalcanzable: se enredan y trastornan entre sí. "Catalina vino un día con un esquema sobre el tejido de relaciones entre los personajes y las pequeñas urdimbres para aclararse", explica jocoso Joan Carles, que no va a cambiarse de ropa porque tiene mal cuerpo: "Estas semanas que hemos estado juntos y revueltos (en los ensayos) nos hemos transmitido la gripe unos a otros".

El dramaturgo Ricard Reguant, director también del musical de Grease, explica que con este tipo de obra reivindica el teatro como ocio y diversión: "Te lo aseguro, el vodevil es la mejor fórmula de escape de la realidad. No sentíamos ganas de hacer algo serio y crítico".

Reguant ha calculado e hilvanado con mucho tiento las situaciones y gags que se suceden a lo largo de dos horas de representación. El ritmo en que acontecen las diferentes escenas es frenético e inusual. Los personajes desatan una lengua suelta y ágil, que a veces está a punto de traicionarles, pero con la que a la postre defienden sus versiones de los hechos. El público cuenta con más información que los personajes: conoce las relaciones entre los seis histriones que terminan reunidos en una casa de veraneo.

La obra pretende ser la ambrosía que guarda el secreto de la risotada e hilaridad del espectador. Además de gags, el director sitúa estratégicamente los silencios en las escenas: "Deben ser breves, cortos y tienen que producirse justo en el momento en que vaya a ocurrir la carcajada".

La pieza estará en cartel en el Teatre Escènic de Campos del 29 al 30 de marzo, con funciones los viernes y sábados a las 22 horas y los domingos a las 19. La primera semana de abril este espectáculo desternillante y de sainete amoroso se subirá a los escenarios de la sala Mozart del Auditòrium de Palma.