En un comunicado, el director de ese instituto, Gian Maria Fara, indica que Italia generó en 2007 al menos 549.000 millones de euros a través de la economía sumergida.

Según el Instituto, que maneja datos sobre la inflación basados en sus propios indicadores, tras una fase de estancamiento, el coste de la vida creció en 2006 y 2007 en una media del 5%, mientras en los primeros meses subiría ya al 8%, muy por encima del 2,9% oficial.

"Hay muchas parejas, especialmente jóvenes, que para llegar a fin de mes piden todavía ayuda a sus padres", explica Fara, que destaca que también a éstos se les empieza a agotar sus posibilidades de prestar a los hijos.

Por ese motivo, "a las familias de origen no les queda otra que ser agencias de servicios para sus propios hijos ofreciendo, por ejemplo, trabajo como cuidadores de los nietos o haciéndoles la compra".

Tan sólo un tercio de las familias italianas logra llegar a fin de mes de una forma cómoda.

De acuerdo con los cálculos de Eurispes, los ingresos del resto de las familias italianas se completan cada mes con 1.300 euros "en negro", necesarios para cuadrar las cuentas".

El instituto denuncia que el aumento del crédito al consumo "no se debe a un dinamismo económico, sino a la necesidad".

Además, los salarios italianos están entre los más bajos de Europa, "porque no han sido adecuados al crecimiento de la inflación".

Ello lleva a afirmar a Gian María Fara que los trabajadores italianos "cobran en liras y pagan en euros".

De acuerdo con los datos de Eurispes, los salarios de los empleados italianos son un 10% más bajos que en Alemania, un 20% menos que en el Reino Unido y un 25% menores que los de Francia.

La razón del desfase se debe a que en los últimos tres años los salarios en Europa han crecido una media del 15% frente al 4,1% que lo hicieron en Italia.

En España, el siguiente país en el que menos crecieron, la media de los salarios en los tres años subió un 10,4%, mientras en el que más lo hicieron, el Reino Unido, crecieron en un 33,3%, según Eurispes.