Rusia dinamitada constituye un relato excepcional de la historia reciente de Rusia y de sus servicios secretos. Yuri Felshtinski lo escribió junto al ex espía ruso Aleksandr Litvinenko, asesinado en 2006. Ahora, inmerso en plena gira europea de presentación, el autor atiende a DIARIO de MALLORCA horas antes de su conferencia en el Club de Opinión de este rotativo.

-¿Litvinenko seguiría vivo si no hubieran escrito este libro?

-Creo que sí, pero para ello debería haber permanecido en Londres sin hacer ruido, porque era alguien muy crítico con Putin y con el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB). Rusia dinamitada es un libro pionero, el único en la historia prohibido en Rusia.

-¿Qué hay en el libro que justifique su asesinato?

-Se presenta una acusación muy sólida contra el gobierno ruso en la que se explica que el FSB estuvo inmiscuido en un gran plan para destruir la democracia rusa.

-¿Un tema bastante importante como para arriesgar la vida?

-El mensaje que queríamos transmitir cuando lo escribimos, entre el 2000 y el 2001, era que el FSB trataba de tomar el poder político. Entonces nadie nos creía y han tenido que pasar varios años hasta que la gente se ha dado cuenta de que lo que reivindicábamos era verdad.

-¿Matar a Litvinenko fue un error más grave que encargarle el asesinato de Borís Berezovski?

-En los 90 hubo muchos asesinatos en Rusia, y para los servicios secretos era lógico matar a Berezovski, que trataba de ser independiente. Su idea es que hay que controlar a los disidentes: primero con dinero, luego con la fuerza, y si tampoco pueden, asesinándolos. Con Litvinenko pasó más o menos lo mismo, con la particularidad de que era el primer desertor en la historia del FSB. Por eso sus cargos querían demostrar que nadie puede escapar; que si huyes, tarde o temprano acabarán contigo. La forma no les importa, porque saben que la opinión pública no puede hacer nada. Ni el gobierno británico, que conoce cada detalle de lo que ocurrió, puede hacer algo.

-Dice que la actual Rusia tiene los días contados.

-El problema es que cuando Putin llegó al cargo en 2000, el FSB tomó el control político y gubernamental en una acción sin precedentes, con lo que los servicios secretos se mueven sin ningún control, y eso es muy peligroso. Antes, al menos, estaban bajo vigilancia del Partido Comunista. Irónicamente, cuando Putin, que fue promovido por Yeltsin y el FSB, se retire en 2008, será aún peor, porque escogerá a un sucesor que sólo contará con el apoyo del FSB, con lo que el futuro del país se presenta difícil.

-El libro habla de lo ocurrido en un país lejano...

-Pero es muy importante que la gente entienda que la Federación Rusa es mucho más compleja que la antigua URSS, en la que todo era blanco o negro, y que hay elementos peligrosos formando parte del sistema.

-¿Tiene previsto contar en un libro el asesinato de Litvinenko?

-Deberé esperar un tiempo para publicarlo, pero acabo de terminar un texto que lleva por subtítulo Rusia y el FSB en la era del presidente Putin, que por supuesto incluye un pequeño espacio dedicado a la historia de Litvinenko.